ENTRE “GALLOS Y ESPOLONES”…
La
pesca es un mundo real convertido en “miseria” a causa del cambio climático,
con “gallos y espolones” que somos los pescadores
Una
ficción irreal que se convierte en el devenir diario
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
“Se va sabiendo muy poco a poco quien es uno y, muy poco a poco que uno no es nadie”.
Esta
frase se ha quedado en mi mente desde el día que la escuché o leí no se dónde.
El caso es que hoy sirve para marcar un punto de inflexión en mi historia de
pescador mientras escucho cantar a KIRI KANAWA, una voz muy real para un mundo
irreal.
La frase se la aplico a mi historia real en la PESCA, con mayúscula, porque así la conocí cuando comencé a eso de los 9 años a pescar con un palo, un hilo de bramante y un alfiler doblado como anzuelo. Eso era “pesca sin muerte” Y YA LA PRACTICABA A LOS NUEVE AÑOS.
Se va sabiendo muy poco a poco quien es uno pero en la pesca, como en la vida todo dependerá “del cristal con que se mire”.
Los
pescadores “tradicionales” me llamarán de todo pero estoy acostumbrado a
improperios y envidias. Los pescadores del “captura y suelta”, seguro que me
aplaudirán, aunque no busco eso.
Me gusta la vida y los amigos. ¿Qué hay de raro en ello?
Respeto
a todo el mundo pero, la vida y los amigos son un factor común de ésta sociedad
en la que vivimos que muy pocos encuentran de verdad.
"De aquellos polvos, estos lodos"
Creo
que desde que comencé a escribir de pesca allá por los años 80 del siglo
pasado, he completado tantos artículos y algún libro que, muy poco a poco me he
dado cuenta de que uno no es nadie. Y en la pesca, sin peces ésta no es tal.
Sin agua, no somos nada y entre el cambio climático y la negligencia del ser
humano estamos terminando con la vida y los amigos.
No estaría mal que alguien tomase en conciencia esto y no se “vendiese por un puñado de votos” que es lo que parece hacen hoy nuestros políticos. Todo lo dejan para las épocas electorales. Qué pena.
¿Alguno
prometerá lluvia, mucha lluvia para que las tierras no agonicen, para que la
vida no peligre?
Son GALLOS Y ESPOLONES. Unos alardean y visten sus mejores plumajes para engañar por medio de la vistosidad, la dialéctica brillante y las promesas a un pueblo que agoniza por la dejadez y el egoísmo. Esos son los gallos del corral.
Otros, con sus espolones van “clavando” las uñas dejando cicatrices que podrían llegar a ser irreparables.
¿A
dónde vamos a llegar?
El
caso es que la pesca en España y en el mundo corre un gran peligro y solo nos
daremos cuenta cuando no haya remedio, ni recuperación.
A
mis casi 72 años, cada día admiro más la pesca y lo que significa para mí pero,
lamentablemente, cada vez tengo menos esperanzas de volver a recuperar lo que
ya he perdido. Los años no perdonan.
¿Y los amigos? Estos cada vez son menos porque algunos se han quedado por el camino y camino de ello vamos todos. Nadie se va a quedar para siempre.
Es
cierto que amigos, amigos se cuentan con los dedos de una mano y en la pesca
aún más.
Estoy muy filosófico porque “se va sabiendo muy poco a poco quien es uno, y muy poco a poco que uno no es nadie”.
Que
me lo digan a mí que comencé siendo pescador, escribiente de pesca admirado y
odiado con reconocimientos por uno y otro lado y, ahora vuelvo a lo que siempre
me ha gustado, LA PESCA, simple y llanamente aunque ya no me reconozco “ni a mí
mismo”. Es un decir.
Menos mal que aún quedan GALLOS Y ESPOLONES y entre ellos sobreviviremos como esas aves señoriales que aún pueblan algunos gallineros en La Cándana y La Vecilla; en Carpohermoso y Aviados; en Sopeña y en Boñar y sirven para confeccionar artesanalmente esas MOSCAS LEONESAS para engañar a las reinas de nuestras aguas, a la singulares pintonas que en junio ofrecerán su mejor “cara” para los aficionados que llegarán de todas partes a participar en LA SEMANA INTERNACIONAL DE LA TRUCHA DE LEÓN o, simplemente, para disfrutar de la naturaleza que aún nos resta en León y otros lugares de España.
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