LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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lunes, 25 de mayo de 2009

Marne...el primer coto intensivo que se creó en León





MARNE ¿Coto intensivo o pescadería?



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Texto: Eduardo García Carmona
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La mayoría de los aficionados acuden al coto intensivo de Marne a por pescado, que no a pescar, como si de una vulgar pescadería se tratase. La Delegación de Medio Ambiente podría dedicarse a vender las truchas a los pescadores que sólo quieran "carnaza".
Una cosa es crear cotos intensivos de pesca para que las zonas libres de los ríos no estén tan masificadas e incluso crearlos para que funcionen fuera de temporada, y otra muy diferente es crear cotos intensivos como si de una "vulgar pescadería" se tratase.
La mayoría de pescadores que acuden a Marne repiten a lo largo de los días hábiles de la semana. Casi todos los días son los mismos, incluyendo algún pescador de élite. Esto indica que la mayoría van a por "carnaza". Para ser más correctos, van a por "pescado", que no a pescar.
Medio Ambiente tiene la solución al alcance de su mano subiendo un poco más los permisos. Otra solución sería que en lugar de tres cotos intensivos, hubiera ocho o diez más. Seguro que entonces se terminaría con tanto abuso y se pondría mayor remedio al volumen tremendo de pescadores que pasan y arrasan todas las zonas libres de nuestros ríos. Además, se ayudaría a Medio Ambiente a descastar el lucio, que ya campea a sus anchas en las zonas trucheras.
EL COTO

Este tramo acotado comienza en la gravera situada en los prados del pueblo de Marne. Termina en el río Esla, a la altura de Villanueva de las Manzanas, en la escollera. Tiene una longitud de 7 Kms. Y la anchura media sobrepasa los 30 metros.
Al estar a 14 kilómetros de León capital, es cómodo acudir a pescar en sus aguas.
Este tramo acotado posee excelentes choperas y praderas en las orillas. Tiene amplias tablas donde se puede practicar cualquier arte de pesca.
Existe muy poca trucha autóctona. La gran mayoría es trucha de repoblación proveniente de la piscifactoría experimental de Vegas del Condado. El día que la guardería suelta ejemplares, y esto ocurre dos días a la semana, las truchas se agrupan en zonas determinadas. Si el pescador da con un banco de ellas, el cupo lo puede tener en minutos. Si por el contrario no se da con el lugar, la pesca se puede complicar más de lo habitual. El comportamiento de estas truchas es muy irregular. Se pueden estar cebando todo el día, pero no comen al mosquito o mosca que se le presente, por mucho que esta se cambie. Por el contrario, la cucharilla y el estrimer suelen ser más efectivos.
Aunque todo el acotado está siempre muy concurrido por los pescadores, la zona final del coto, aguas abajo de Valverde de Sandoval, es de lo mejorcito.
ACCESOS

Las zonas de acceso para pescar en Marne son: León a Puente Villarente por la Nacional a Valladolid, y de aquí al pueblo de Marne, o de Puente Villarente a Villamoros de Mansilla, pasando por Nogales hasta Valverde de Sandoval.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Valdesamario o Ponjos...una piscifactoría natural con doble nombre...

...RÍO PONJOS O VALDESAMARIO.

UN TRAMO LIBRE SIN MUERTE PARA GOZAR CON LAS PEQUEÑAS PINTONAS.








En plena naturaleza hacia la zona minera de Tremor y después de pasar La Garandilla.










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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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Este río, es uno de los pocos con doble nombre. Se debe a que pasa por la localidad de Ponjos y que pertenece al municipio de Valdesamario que está ubicado a lo largo del río, desde las proximidades de la cuenca minera de Tremor, hasta la de Omaña. De ahí que se le conozca por ambos nombres.
Es, más que río, un humilde arroyo de agua fresca y cristalina durante varios kilómetros. Al llegar a Murias de Ponjos comienza a ganar caudal, aunque no demasiado. Un humilde embalse recoge todas sus aguas, dejando pasar un escaso caudal, río abajo y desviando las aguas a otra comarca. Pese a ello, sus aguas son juguetonas y cantarinas, atravesando un valle de verdes pastos, con escasa agricultura. Con la estrechez del valle, en algunas zonas, se aprecian las antiguas explotaciones mineras que, en su época, hicieron posible el asentamiento de población, hoy en día cada vez menos numerosas, debido al declive económico padecido por toda la zona.
Con los aportes de caudal recibidos, por uno y otro margen, que bajan de las montaña del Bierzo y Omaña, el Ponjos o Valdesamario comienza a cobrar vida, sin dejar de ser pobre, con anchuras que no sobrepasan, salvo raras excepciones, los cinco metros, en las zonas más bajas, antes de entregar su vida al río Omaña.
Ya no se ven, junto a las praderías que le acompañan en su discurrir, aquellas hermosas vacadas. Hasta el ganado ha desaparecido, prácticamente. Pese a ello, los lugareños y ribereños de este río, continúan labrando una tierra de mediana calidad, aunque siempre tuvieron fama de ser buenas productoras, especialmente de patatas y cereales. Así nos lo ha apuntado, en el puente de Valdesamario, Misolino, conocido en la zona como “Solo”.
“Solo”, tiene 74 años y trabajó 19 años en las minas de carbón, para él las verdaderas causantes del mal que padece la comarca y de que se haya perdido una riqueza natural como la que tenía la zona. Nos recuerda, que el pueblo era una maravilla, entonces. Tenía cerca de 100 vecinos, de los cuales casi la mitad eran niños y niñas. La mayoría de las casas eran con el techo de paja, construcción típica en esta zona leonesa, así como en las pallozas del Bierzo. Como máximo, una docena de casas estaban construidas con ladrillos, losas y teja en el techo. Ahora sólo hay 30 vecinos, durante la mayor parte del año, no así en verano.
Misolino apunta que había 5 rebaños de ovejas en el pueblo y más de 300 cabezas de ganado vacuno, especialmente vacas de leche. Ahora no hay nada. Se vivía del ganado, las patatas y el trigo que se sembraba. El campo ahora está abandonado y no se recoge ni la hierba. De ello, damos fe, pues para poder acceder a la orilla del río Ponjos, hay que abrirse, en muchos casos, camino como en la selva.
Con añoranza, pese a las buenas comunicaciones actuales, “Solo” echa en falta las bajadas a León o Astorga, andando, “no había otro remedio, dice, había que bajar andando para vender patatas o el ganado”.
En lo que respecta a la pesca, Misolino, apunta como mal mayor del río, las minas de carbón y las escombreras que dejaron tras su explotación. Según él, las escorrentías de las escombreras hicieron posible que la mezcla de carbón y azufre se depositase en las piedras del río, matando toda la pesca. Al depositarse en las piedras del río, la comida de las truchas desaparecía y con ello toda la vida acuícola.
Los robles y los negrillos pueblan la zona y nos despiden cuando salimos de Valdesamario y decimos adiós a Misolino.
MEJORES ZONAS DE PESCA

Cuando ya está próximo a la localidad de Murias de Ponjos el río comienza a remansarse debido a un pequeño embalse cerrado en la estrechez de una garganta rocosa. Aquí es donde este río cobra su máximo vigor de cara a los aficionados a la pesca. Es donde mejores ejemplares se pueden capturar, aunque no sin complicaciones. Después el río se cierra con mucha vegetación en las orillas, dificultando la pesca. Practicamente es impescable hasta Murias. Después, a tramos, el río se abre y permite el lance corto, especialmente en las tablas donde el río Valdesamario se aproxima a la carretera y circula pegado a ella durante unos metros.
Las últimas localidades, antes de ceder sus aguas al Omaña, son El Castro y Las Garandilla. Precisamente en este tramo de río, delimitado por ambas localidades, es donde los aficionados se suelen dar cita para pescar, y es que el Ponjos o Valdesamario ofrece, en esta zona sus mejores virtudes, con un curso más ancho, no mucho, y un puente, en la Garandilla, donde las truchas pueden ser observadas desde lo alto. También se aconseja pescar una vez pasada esta localidad y hasta que el río desemboca en el Omaña.
Para los pescadores más finos, aquellos que les gusta desafiar la naturaleza y tentar a las pintonas con poco caudal, poca anchura del cauce y peligro de ser vistos, desde Murias hasta Ponjos y Valdesamario, pueden disfrutar. Es, quizás la zona menos visitada por los aficionados, por las muchas dificultades que presenta.
Lo ideal es pescar a cucharilla, de un solo anzuelo, sin arponcillo, pro tratarse una río de pesca sin muerte. Se puede utilizar el mosquito ahogado, aunque se aconseja caña corta y máximo de tres moscas.

ACCESOS Y LÍMITES

El río Ponjos no pasa de los 13 kilómetros de longitud y se puede acceder a pescar en sus aguas, después de recorrer unos 44 kilómetros desde la capital leonesa. Se puede llegar cogiendo A-66, la autopista de pago que parte de La Virgen del Camino, hasta la salida de Rioseco de Tapia, para coger el desvío a Valdesamario. También se puede ir por la carretera C-623 de León a La Magdalena, si bien en Camposagrado hay que coger el desvío hacía Rioseco de Tapia y de aquí, por la LE-460, hasta Valdesamario, Ponjos, o el lugar que se elija para pescar.
Al tratarse de un “Tramo Libre sin Muerte”, la pesca deberá realizarse con mosca artificial o cucharilla de un sólo anzuelo y sin el arponcillo o muerte.

PISCIFACTORÍA NATURAL

La gran mayoría de los aficionados a la pesca de la trucha no terminan de entender por qué todo el río ha sido acotado, como tramo sin muerte. La verdad es que, hasta que la Administración no tomó el acuerdo, el rio Ponjos o Valdesamario era esquilmado, temporada tras temporada, y siempre por unos pocos desalmados, sin escrúpulos, amparándose en la penumbra del la noche y rompiendo el equilibrio natural, así como la progresión de unas truchas que yo siempre he conocido como muy pequeñas, pero de lo más fino y con una librea única en colorido.
La falta de vigilancia, entonces, no tanto ahora debido al SEPRONA, está haciendo que el río Valdesamario, poco a poco, vuelva ser la piscifactoría natural para engrandecer los ríos Omaña y Órbigo.
De todos es sabido que el río pequeño hace al grande y que en época de freza las truchas del Órbigo remontan el Omaña y de éste pasan al Ponjos o Valdesamario. Hete aquí la suma importancia de salvaguardar este río, truchero cien por cien, pero que estaba desangelado y sin vigilancia. La Administración deberá cuidar este entorno natural y conseguir que el río se convierta en piscifactoría natural, como lo fue hace un buen montón de años.