LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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miércoles, 16 de julio de 2025

Pescando en mis sueños, AQUEL RIAÑO Y BACHENDE...



Cómo he disfrutado pescando en el coto de BACHENDE “El Internacional”      

 

Texto: Eduardo García Carmona 

Fotos: E.G.Carmona y otros

 


Hoy me he levantado alegre, feliz y satisfecho. Entre mis sábanas estaba acompañado de “soledad”. No, no se trata de soledad (mujer),  si no de otra amiga que nos acompaña a todos en ocasiones: LA SOLEDAD con mayúsculas.

Antes de


despertar confieso que he gozado como hacía tiempo que no lo hacía soñando. He vuelto a estar en el río de “mis recuerdos leoneses”, aquel que conocí de niño cuando vivía en Olleros de Saberos, aquel que disfruté pescando con Maelín el de “Santa Olaja”, con Pepín, con Vicente, ambos “bancarios en el Banco Central” de la capital leonesa, con Pablo “Bagardí” que nos dejó bastante joven, lugar que ocupó posteriormente su hijo Gonzalo en la cuadrilla de pesca, ¡qué tiempos!


Entre la nostalgia he vuelto a salir a pescar
al “río de mis sueños” como lo hacía hace 50 años. Me refiero al río Esla y, como “la cabra tira al monte”, siempre me aproximo, de una u otra forma, a Riaño, al Riaño de antes de 1987, el que tenía sabor a pueblo de montaña y hasta un Parador Nacional muy próximo, en La Puerta. Aquel Riaño de disfrute y amistades, con muchas actitudes buenas de sus gentes y donde el olor a estiércol se hacía agradable, tanto como los cariños de sus gentes curtidas por inclemencias, sacrificios y trabajos. Aquellos chopos que se clavaban en los cielos junto a las praderas próximas a la carretera general hacía San Glorio o al Pontón, hacia Cantabria y Asturias.


El caso es que metido en mi sueño gocé viendo lo que hacía cuando lo disfrutaba en vida y me metí, sin permiso, a pescar en Bachende “El Internacional”, que así se le conocía.

Qué bonito sobrenombre o apellido el del desaparecido coto de Bachende, “El Internacional” pero, por algo se le conocía por el mismo. Este acotado fue uno de los más antiguos de la provincia de León y me atrevo a decir que con las mejores truchas. La verdad es que lo fue todo como coto entonces, con celebraciones de Campeonatos de España inolvidables donde triunfaba, Manuel Martínez Reglero, el de Ezpeleta.


Metido en mi sueño, transitaba para llegar a este coto por los accesos que aún recuerdo, accesos que eran muy cómodos.

¿Quién no conoce, de una u otra forma, dónde estaba el viejo Riaño?

Era la parada principal para pescar en Bachende, donde tomaríamos el café justo a la entrada,  al lado de la gasolinera, en la tienda-bar de Enrique.


Desde León, había que salir en dirección a Mansilla de las Mulas. Al pasar el puente, a la entrada de esta población, se podía saber cómo bajaba el río Esla. Desde Mansilla hasta Huelde todavía quedaban muchos kilómetros de carretera.

A la salida de Mansilla se notaba el bullicio de muchos veraneantes que poblaban desde primeros del mes de julio la capitalidad de “la Pícara Justina”, de La Estrella, la sala de fiestas con más renombre de León donde  Pencho, su dueño, siempre con su bigote a “lo Jalisco”, era “el rey”.


Cogíamos la carretera a Cistierna pasando poblaciones a la margen izquierda del Esla como La Aldea del Puente, Quintana de Rueda, Villahibiera, Quintanilla y más allá, Vidanes, cuna que fue del Padre Isla.

Toda la ribera es un vergel gracias a las aguas del Esla. Son ricas sus huertas e inmensas sus arboledas.

En mi sueño tengo cerca Cistierna, está a un paso, después de pasar Sorriba, localidad a la puertas de Cistierna donde paro a comprar unas teclas, dulce que preparan de forma exquisita y donde existía un hotel que “un fraile Agustino” creó pero cerrado desde hace muchos años. Una pena porque se comía muy bien. Aquí cambia totalmente el panorama, pasando de la planicie a la montaña.


Pasada Cistierna, localidad famosa por otros dulces típicos, los lazos de San Guillermo, el río Esla no deja de acompañarnos, unas veces por una margen y otras por la otro pero, siempre un Esla señorial y altivo en unos tramos, con prisa en otros y los más, en verano, sosegado y tranquilo, mostrándonos sus entrañas llenas de piedras que cobijan a nuestra trucha común, no como ahora.

Después, Aleje, Verdiago...y llegamos a Valdoré, otro gran acotado. Tenía, cuando el Esla era Esla sin controlar, unas tablas de pesca sensacionales, cómodas para el pescador, con lindas praderas para el asueto y una trucha de gran calidad.


Carretera adelante, sigue nuestro paseo hacia Huelde. Nos metemos en Crémenes, popular por su importante corro de aluches (lucha leonesa), y donde termina otro coto, el de Las Salas.

Antes de entrar en Crémenes, admiramos el puente que conduce, por la otra orilla del Esla, hasta Villayandre y, donde son muchos los pescadores que se daban cita para pescar en la zona libre.

Después, Las Salas... ¡adiós querida Manuela, Serafín, Loli, Belén y demás buena gente!


Como estoy soñando veo de frente el muro del pantano
, aún sin cerrar sus compuertas y el letrero pintado en rojo con una palabra DEMOLICIÓN en l aparte posterior. A la derecha, la carretera de Remolina y el arroyo del mismo nombre que va a caer al Esla.

Metidos en el túnel, el frescor se agradece, mientras salpican las gotas de agua la luna de nuestro coche. Al salir, miramos y remiramos lo que nuestros ojos alcanzan. Toda la grandeza natural de aquellos lares algún día, se cerrará a nuestro ver, oír y sentir. Qué pena porque así fue posteriormente.


El camino que resta es corto hacia el destino final. A la vista está el puente de Huelde y Casa Pedro, parada obligatoria del pescador, donde siempre éramos bien atendidos y donde siempre que voy, me deleitaba el paladar con un riquísimo vino blanco amontillado, fresquito, que no sé de donde lo traía Pedro pero, que estaba delicioso, recuerdo. Con el vino llegaba la charla y las preguntas: ¿qué tal las truchas? ¿A qué hora se mueven?... ¿Y el río?... Eran las preguntas  rutinarias de todos los pescadores.

E


El "Internacional"
, el coto de Bachende, t
erminaba precisamente aquí, en el puente de Huelde. Más allá estaba el comienzo, en el puente de Bachende antes de enfilar la última curva y coger  después la recta que nos lleva hasta Riaño, aquél Riaño. Antes, en el recorrido, nos encontrábamos con un paraje ideal, bonito cien por cien, con duras rocas que vigilaban a un lado las praderas y arboledas y, siempre con el Esla por medio que tenía en este acotado tablas largas y hermosas para disfrutar del lance pescando. Justo en el medio del acotado, el arroyo de Anciles. A su lado la estrecha carretera que nos llevaba, siempre entre rocas, a ese hermoso pueblecito, Anciles, más vivo y más real, ahora en verano, que en invierno, cuando estaba poco habitado y solitarias sus callejuelas. ¡Qué fuente tenía Anciles, con agua pura, cristalina y fría! Fuente que tenía historia, la historia de los pastores que llegaban de Extremadura.


Todo el coto de Bachende era bueno para la práctica de la pesca y fácil de caminar aunque, era más apta la margen que está pegada a la carretera, donde encontrábamos praderas y mucha arboleda. Enfrente, a los pies del Esla, la montaña con sus rocas blanquecinas, por eso era más difícil el pescar en ese lado.


El sueño se remonta al verano de 1982 y es que “realmente” estoy pescando. El río Esla baja mermado, muy mermado en su caudal. Es aconsejable pescar al sereno tanto de la mañana y como el del atardecer. Se recomienda no acercarse mucho a las orillas, por la transparencia de las aguas y pescar siempre aguas arriba.


Aunque todo el acotado era bueno para el arte de pescar destacaba, entre otros, el comienzo del coto desde el puente de Bachende, con unos buenos rápidos de agua. También es excelente el final. El tramo desde el puente de Huelde, terminación del coto aguas arriba, tenía una tabla hermosa para el lance. Me refiero a la tabla de "el puerto", donde los pescadores disfrutábamos de lo lindo con la bravura de esta trucha que tenía Bachende.

Eran muchos los aficionados que pescaban en este acotado a cebo, pues estaba permitido. Se conseguían, por la mañana temprano, excelentes ejemplares en la zona del pozo de la "S", o en el de los "peñones".


El acotado de Bachende fue una maravilla para el pescador, con el recreo visual de un paraje sin igual y un contraste bello y hermoso, el verdor de los prados, arboledas y las rocas blanquecinas reflejándose en las limpias aguas del río Esla.

Mi tocayo, Eduardo Redondo, era el guarda de este acotado que, vigilaba con esmero y cariño, siendo  respetuoso y atento para el pescador. ¡Un amigo, vamos!

Qué gran jornada de pesca recuerdo en mi sueño. Que gran día pasamos la cuadrilla porque en mi sueño volvieron a acompañarme Pablo “Bagardi”, Maelín del de Santa Olaja (Ismael) y Pepín el bancario. Vicente en aquella jornada no pudo estar con nosotros.


Volví a trabar mi gran trucha plateada, aquella que conté en mi pregón de la Semana Internacional de la Trucha de León, aquel gran ejemplar que siempre recordaré bajo la luna de una noche maravillosa que tras sentirle y “sufrirle” se quedó para criar mientras mis lamentos se oyeron en toda la montaña de Riaño. Que gran ejemplar.

Precisamente mi sueño finalizó cuando “mi soledad del coronavirus” me hizo volver a la realidad tras sufrir la pérdida de dicho ejemplar por segunda vez, aunque ahora en sueños.


Adiós Bachende, hermosura de acotado que lo fue, de rica y sabrosa trucha. Lo dejo con pena en el corazón pensando que, a no pasar mucho tiempo, toda la zona estará inundada, sumergida entre las tinieblas oscuras de agua en su espesor perdiendo todo ese encanto, esa belleza de su alrededor, por culpa de la agonía sedienta de otras tierras de Castilla y León.

¡Hasta siempre Bachende, porque nunca podrás salir de mi mente, con imaginación y recuerdo repleto de imágenes bellas!

Al poco tiempo de realizar este sueño ocurrido en 1982, aquél coto conocido como el “Internacional”, se lo tragó, como a todo el valle de Riaño, las aguas de los ríos Esla y Yuso, una vez cerradas las compuertas del muro del pantano de Remolina un  31 de diciembre de 1987.

miércoles, 25 de junio de 2025

Mis rincones favoritos: tramo acotado de SARDONEDO (León)...

 



SARDONEDO
, trucha en abundancia después de años de decadencia

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

SARDONEDO fue un coto  orgullo de los ribereños del Órbigo, al igual que Santa Marina, pasando, con


el descuido de los años, a ser uno más de los que casi perdemos en León, por culpa del lucio y la dejadez.Si el Coto de Santa Marina llegó a ser el mejor coto de Europa, Sardonedo no le andaba a la zaga. Ahora las cosas han cambiado bastante y si no fuese por las repoblaciones, sería el mejor coto de la provincia en lucios.   


El río Órbigo, que nace de la unión del Omaña y el Luna, tiene una trucha que es totalmente distinta a la de los demás ríos de nuestra geografía provincial. Son muchos los factores que influyen para que la “pintona” se desarrolle de la forma que lo hace y llegue a alcanzar tan buenas medidas. Algunos dicen que es más "fea" y sobre todo más basta que la del Esla. Es cierto, pero hoy por hoy, al pescador casi el interesa más el conseguir buenos trofeos, que sacar truchas finas y de escasas dimensiones.


El paisaje de este coto es como la mayoría de los tramos acotados de los ríos de ribera o zonas medias. Es abundante la vegetación y los chopos crecen en sus orillas. Los terrenos que lo circundan están divididos en parcelas y las tierras bien labradas. Las plantaciones de lúpulo hacen, de una y otra orilla del Órbigo, un paisaje común que se repite en varios kilómetros desde el Puente de Santa Marina hasta la presa de Alcoba.


El río ancho en muchos tramos, se divide en varios brazos. Son muchas las islas que se forman en los seis kilómetros de coto. Existen grandes tablonas con aguas paradas o lentas y aguas profundas. Hay caídas hermosas y rápidas corrientes, donde las truchas y las malezas del curso se dejan ver. Abundan los pozos profundos llenos de raizones para defensa de las “pintonas”.


La pesca se hace bastante cómoda, por lo que Sardonedo es recomendado para todo el mundo, principiantes y veteranos. El río tiene mil recodos y en las curvas come terreno y se ensancha camino del puente de Santa Marina.

Para pescar en


SARDONEDO la mejor vía de acceso, desde la capital, es por la carretera de León a Villadangos y después la que sale a Santa Marina del Rey por Alcoba. La distancia aproximada desde León, es de unos 33 kms. Existe carretera a uno y otro lado del río. Por Sardonedo pueblo, la carretera de Alcoba y por la otra orilla, la carretera de La Bañeza a La Magdalena.


El límite superior del acotado es la presa de Alcoba -antes era hasta la desembocadura del canal de cemento-, siendo el límite inferior el Puente de Santa Marina del Rey.


Aunque todo el tramo acotado, incluyendo la parte nueva desde la desembocadura del canal de cemento de Alcoba hasta la presa, es bueno y muy apto para la pesca, hay que recomendar las buenas tablas, corrientes y caídas que existen entre Armellada y Turcia, estando presente en la otra orilla el pueblo que da nombre al coto, Sardonedo.


Caminar por el coto se hace cómodo pese a las dificultades de charcas y malezas de las orillas, ya que el servicio de guardería, se nota, ha trabajado a lo largo de los últimos años para dejar expedita la calzada al pescador. Los senderos están bien marcados, así como las entradas al río. Son muchos los puentes o pasarelas de madera construidos para acceder a la otra orilla y pescar.

martes, 17 de junio de 2025

MIS RINCONES FAVORITOS: El río Cea


Coto  desconocido para la mayoría de los pescadores…

En pleno Camino de Santiago, truchas, cangrejos, paisaje, gastronomía…


Se recomienda pescar a cucharilla, leonesa con dos o tres moscas y mosca seca, aunque existen muchas dificultades para el lance

Las orillas, salvo algunos tramos, suele estar repletas de arbustos y maleza

“Las sorpresas” suelen ser piezas de buen tamaño

 

Texto: Eduardo García Carmona

 


El río Cea es uno de los más importantes reductos o paraíso natural para la trucha común. Este río posee un acotado ignorado por muchos pescadores pero, sin lugar a dudas, es uno de los  más trucheros y con mayores defensas naturales. Este tramo acotado es de los pocos que existen en nuestra provincia, donde el hábitat arropa y cuida el subsistir de la trucha dándole refugio casi inalcanzable para el humano, pese a la disminución alarmante de caudal durante el verano. Es difícil, incómodo y a veces impracticable para pescar, pero ahí radica su encanto. Es coto para "pescadores" que sepan aprovecharlo y gozar en sus aguas.


Son muchos los tramos donde es casi imposible el acceso directo al río, incluso en verano cuando las aguas son más bien escasas dependiendo del tramo. La naturaleza es tan sabia que  el curso del río forma, cada pocos metros, grandes pozos donde casi no se puede entrar. Es aquí donde “la reina de nuestros ríos” tiene uno de los últimos refugios de nuestra provincia. Las aguas se encuentran franqueadas por maleza, arbustos, todo tipo de vegetación y zarzas, cerrando el hueco del curso fluvial. Seguirá siendo así mientras los humanos se olviden de meter máquinas para destrozar el entorno de este paraíso, como ha ocurrido en otros de nuestra geografía provincial.

Las dificultades orográficas existentes hacen muy difícil el arte de la pesca a caña. No es recomendado para principiantes y amigos de lo fácil. Existen zonas abiertas donde se puede practicar la pesca con mayor comodidad.


Se recomienda pescar a cucharilla, ojo de UN SOLO ANZUELO. A este arte se obtienen buenas capturas, aunque hay que saber manejarla hábilmente para no dejarla en las ramas de los árboles, arbustos y malezas, que tapan las orillas del río.

La pesca a mosquito ahogado trabajándola bien, da buenos resultados y se hace muy bella para el aficionado que tenga arte en el manejo de caña y el lance. Se aconseja pescar con caña corta y pocos mosquitos en la cuerda, dos o tres al máximo, donde no debe faltar una saltona común o una “Charli”.


En veran
o se recomienda pescar con una saltona, un carne y un salmón, sin rastro y siempre haciéndolo aguas arriba.

El arte que mejores resultados da es la mosca seca, sobre todo si se sabe manejar bien la cola de rata y no se “patea” el río. Por lo general las aguas bajan verdosas y pocas veces claras y la trucha es fina y luchadora.

La anchura del río  no pasa de los cinco metros en muchos casos, aunque en otros tramos, los menos, llega a diez metros.


Las mejores zonas de pesca se encuentran en el comienzo
, desde Carrizal a Villamorisca.  Desde Quintanilla de Almanza al final del coto, también existen tablas con aguas rápidas y otras donde se remansan. Hay buenas caídas, raseras y pozos. Aquí se puede pescar a cualquiera de los artes permitidos, con garantía de éxito. Los "serenos" suelen ser muy buenos donde las saltonas son claves.

La zona con mayores complicaciones para el pescador, se encuentra entre Villamorisca y Quintanilla de Almanza, donde el río se cierra totalmente, encontrando el aficionado pocos lugares para el lance, al menos a mosquito ahogado y mosca seca. Aquí el arte a practicar es la cucharilla. Llegando ya al puente de Quintanilla, se encuentran tabladas donde realizar más cómoda la tirada.


El coto del Cea es una maravilla
para el pescador que lo sepa pescar pero es a la vez, uno de los menos visitados por los pescadores de León, salvo los de las zonas próximas y de Guardo (Palencia) que disfrutan, por su proximidad, de jornadas de auténtica belleza en contacto con la naturaleza y  sienten los portentosos tirones de los buenos ejemplares de trucha común que abundan en sus aguas.


Existen buenos pasos para cruzar el río de forma natural y varios puentes en la Vega de Almanza, Quintanilla, Villamorisca y Carrizal. A uno y otro lado del río hay hermosas praderas y buenas tierras de cultivo.

Encontraremos lugares para dejar el coche a la misma orilla del río y buenas sombras para cobijarse de los rayos del sol.


Y por medio, EL CANGREJO SEÑAL, que “haberlos, haylos” y de buen tamaño.

En ésta época del año cuando más aprieta el calor es fácil encontrar entre las piedras algunos cangrejos que, sin falta de retel, pueden acabar en la sacadera o en la mano de los aficionados.

No es difícil verlos en las zonas de ocas pero, tampoco, en zona más abierta junto a las piedras, o sea que en pozas, no digo nada. La muestra la tienen en las fotografías.


Ir a pescar el coto del Cea es tener la oportunidad de disfrutar de la naturaleza y la pesca en el más amplio sentido porque, además del Camino de Santiago y todo el paisaje agreste de tierra de Campos, se convierte en belleza natural junto con el paisanaje, la cultura monumental y artística, los museos, sin olvidar la más exquisita cocina tradicional. Existen muy buenos/as “fogoneros/as” en toda la zona y no se olviden de los “puerros de Sahagún y comarca”.


Además del tramo acotado, existen otras zonas de pesca interesantes porque hasta Villaverde de Arcayos el interés por la pesca de la trucha persiste, aunque poco a poco se van perdiendo zonas y el río comienza a estar más abierto, atravesando la llanura. Desde aquí y hasta Villaselán  y Santa María del Río, el Cea ofrece buenas tablas para el lance, aunque la trucha comienza a escasear. Otras especies comienzan a ser más importante en número que la “reina del río”. Barbos, bogas y lucios compiten por el hábitat, también convive el cangrejo.


Cuando el río saluda el Castillo de Cea y se dirige hacia Villamol, aproximándose a Sahagún, comienza a ganar en caudal, gracias a las aportaciones de los sobrantes de riego. Esta zona, perdida prácticamente hace unos años para la práctica de la pesca, ha vuelto a resurgir y son muchos los aficionados que han vuelto a pescar gracias a las buenas capturas que se consiguen de lucios y barbos, pero también algún otro buen ejemplar de trucha. Es la zona más amplia y ancha de un río que ofrece un color amarronado a lo largo de todo el año.


Pasando San Pedro de Dueñas y Galleguillos de Campos el río Cea se despide de la provincia de León y casi se da la mano con otro río que baja en paralelo desde la misma zona de la montaña leonesa: el río Valderaduey.

lunes, 26 de mayo de 2025

MIS RINCONES FAVORITOS: COTO DE RIOSECO, río Luna (León)...



Donde el río Luna
se despide de montañas y llega al llano para convertirse en Órbigo

 Muchas pequeñas junto a un  “truchón”

  

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 


Hacía tiempo que no volvía a pescar a éste escenario de pesca en el río Luna (León) y el coto de Rioseco con una climatología excelente para la pesca y el río en buenas condiciones de pesca no defraudó demasiado a dos aficionados que nos acercamos a pescar el coto, Benito Lozano y quien esto escribe.


La suerte fue dispar. Mientras Benito pescaba a ninfa, me dediqué a observar el río y verle a él en acción. A ninfa no hizo nada, dos “enanas para criar”.

A eso de las 12,30 comencé a pescar a mosquito ahogado o pesca a la leonesa: de saltona, “la charli”; un lila con brinca avellana; oro viejo; "la carmonina" y un butano flor escoba de rastro. Me llevé tres a la mano: dos al lila y una al oro viejo pero la que más medía unos 20 cms.


Mi mosca no funcionaba y el rastro tampoco. Cambié "la carmonina" por la negreta, y el butano por la sarnosa hembra. Otras cinco más que conseguí entre el negro el lila y el oro viejo.  La negreta me dio dos bastante buenas, sobre los 22 centímetros. Tampoco funcionaba la sarnosa y la quité.


Caía mucha saltona común pero como no se veía que la tomaban en superficie, continué con lo que llevaba en la cuerda. Dos buenos “sustos” me hicieron estar en guardia y las dos a “la charli” y muy buenas pero con los anzuelos sin muerte es lo que hay, se quedaron para criar que era mi intención porque repito, AUNQUE EL COTO ES CON MUERTE, yo pesco y las devuelvo.


Cuando estábamos de retirada y mi compañero no había hecho nada, salvo algún tirón, me dio por lanzar a una tabla en la que había visto una cebada. Primero que tocó una y, a continuación, enganché un “pepino” que a la postre dio cerca de 50 centímetros y no entraba en la sacadera de Benito que, me ayudó a sacarla del agua tras dura pelea y dos intentos de introducirla en la  misma, casi se va a criar. Después pude comprobar que la negreta era la mosca que tenía en la boca y el anzuelo estaba algo abierto. Poco más y  la pierdo.


El abuelo Benito, es el abuelo y tenía ganas de llevarla para casa. No le quité el capricho y que a sus 83 años la deguste con ganas. Fue por ti Benito y buen provecho.

UN BUEN TRAMO 

Desde Selga de Ordás hasta Rioseco de Tapia el río Luna muestra su grandeza sobrevenida por las aguas de muchos arroyos y arroyuelos que desde Babia van conformando un gran río que pocos metros después de Santibañez de Ordás se une al río Omaña para formar uno de los ríos trucheros más afamados de España, el Órbigo, el río de los mosqueros.


No hace tantos años entrar en el tramo final del río Luna, era entrar a pescar en un río que tiene una singularidad muy especial. Dos embalses hacen que se transforme en algo totalmente distinto. No es río de montaña, ni de llano, por estos lares. Sus aguas, no demasiado caudalosas en invierno, tienen luz propia, reflejándose el verdor de los muchos prados que atraviesa, los arbustos de la montaña baja o las choperas que le acompañan en la orilla. El poco caudal deja ver al pescador las piedras de su lecho y el verdor de las ocas, si el caudal es corto debido a los desembalses.


Las truchas de Rioseco tienen la peculiaridad de que son de buen tamaño y muy vistosas. Sus pintas muestran la belleza natural de nuestra singular trucha común.

El curso del río, en este tramo, se rompe en mil pedazos, creando infinidad de brazos e islas. Cuando sus aguas se vuelven a unir, el río baja más poderoso, pero es precisamente en los brazos formados, donde el pescador se recrea pescando con habilidad y tiento, como si en un río de montaña estuviese.


La trucha tiene grandes defensas entre las piedras del fondo, los raizones, ocas y cuevas existentes en el curso. Así siempre la trucha de Rioseco tuvo esa cualidad de ser fuerte, bella y admirada por el pescador. Esa trucha todavía existe en Rioseco aunque son  escasos aquellos hermosos ejemplares que se pescaban hace unos años y que sobrepasaban, en ocasiones, el kilo de peso.

LA ENFERMEDAD Y SU REGENERACIÓN


Casi sin darse cuenta nadie llegó la enfermedad de la Saprolegnia (entre finales de los 80 y 90 del siglo pasado) y echó por tierra las esperanzas de muchos pescadores. La virulencia de la enfermedad fue tal, que pocos podrían pensar que después de unos años, el coto se podía recuperar como lo hizo.


Rioseco tardó varios años en recuperarse de la mucha presión pesquera y del furtivismo. Existían muchas “mafias” para vender las truchas en bares y restaurantes, especialmente de Madrid.

En la actualidad, hay que vigilar más los vertidos ya que las aguas residuales de los pueblos, sin depuradoras funcionando mayormente, van a parar donde  siempre, así como las aguas utilizadas para el riego las cuales, una vez cumplida su misión, vuelven al cauce normal del río, con abundancia de insecticidas, herbicidas, abonos, etc.


Cuando las ocas comienzan a florecer se cubre el cauce de un manto blanco y amarillo, que hace casi imposible la pesca, pero que sirve de refugio y comederos para las pintonas con canalillos ideales para los mosqueros.

Rioseco ha vuelto a ser un coto de categoría, pese a los altibajos que sufre constantemente y es uno de los cotos favoritos de los mosqueros de todo el uno. En sus aguas no es difícil encontrarse a pescadores extranjeros especialmente franceses.


MEJORES ZONAS DE PESCA Y MOSCAS RECOMENDADAS

La parte superior del acotado, aguas por debajo de embalse de Selgas, tiene unas tablas hermosas donde practicar el lance para, una vez llegados al puente de Tapia de la Ribera a Selga de Ordás, encontrar un lugar paradisíaco, muy cerrado por la vegetación de orilla y que nos deparará muchas sorpresas agradables. Es difícil de caminar pero, muy bueno para la pesca. El río, a continuación, se abre presentando tablas hermosas para el lance, con total comodidad. Es más, se puede cruzar a la otra orilla, gracias a una rasera muy ancha que lo permite. Después, las tablas se suceden. Unas veces son de aguas rápidas, otras se acomodan y se duermen, pero todas ellas poseen abundante vegetación acuícola.


Después de unos 800 metros, llegamos a una de las mejores zonas del acotado. El río se topa con una inmensa pradería que sirve de cobijo para los pescadores y sus familias. Es la zona donde más coches nos encontraremos, especialmente en verano, y se encuentra un poco por debajo de Tapia de la Ribera. Frente a la pradera el río ofrece una hermosa tabla, después una buena rasera en caída hacia otra tabla, otra rasera y así hasta llegar a una curva donde el Luna choca con una gran roca y forma un pozo precioso donde las sorpresas pueden ser abundantes.


El río se vuelve a cerrar a causa de la vegetación de orilla, pero no por ello dejaremos de pescar con garantías. Tabla tras tabla, rincón tras rincón, rasera tras rasera, hasta que llegamos a Rioseco de Tapia, otra buena zona de pesca, o al menos de las más visitadas. Las mejores oportunidades de pesca están frente al pueblo. Otros eligen la zona más baja del coto, hasta llegar al puente de Santibáñez de Ordás.


Todo el acotado es bueno, sólo hay que tener suerte con el día, el caudal y que las pintonas quieran entrar pero, el paraje es ideal.

El límite superior  está en la misma cabecera del embalse de Selgas, siendo el límite inferior el Puente de Santibánez a Santa María de Ordás. La longitud del coto de Rioseco es aproximadamente de 4,5 kilómetros. Siendo la distancia desde León de unos 40 kilómetros.


Las vías de comunicación son muy buenas. Desde León capital, se pueden acercar los pescadores por dos caminos. Por un lado, la carretera de Caboalles hasta Camposagrado, para allí coger la desviación para atravesar el pinar y bajar “el 18” hasta Rioseco de Tapia. Por el otro, si quieren ahorrar unos kilómetros, también se puede ir por la carretera de San Andrés del Rabanedo hasta Villanueva de Carrizo y de allí hasta Rioseco de Tapia.


Las moscas recomendadas para pescar en este tramo acotado, dependiendo de la época del año, suelen ser tricópetros de diferentes modelos. Particularmente, siempre comienzo con uno negro en verano o con uno “oreja de liebre”. Las moscas carninas y salmones dan muy buen juego así como las ninfas o perdigones de todo tipo, especialmente la culiroja o la gasolina.


En mosca a la leonesa
, dependiendo de la época a pescar, se pueden utilizar cuerdas con el sangre de toro, paja vieja, tabaco rojizo, verde aceituna y el pardón, a comienzo de temporada y pasar a tonalidades más claras de moscas según transcurra la temporada de primavera a verano: hormigas de ala blanca, la negreta, salmón claro, garbanzo, amarillo, verdín, sin olvidar las saltonas.