LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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martes, 22 de septiembre de 2009

TLSM de Valderrodezno...


TRAMO LIBRE SIN MUERTE DE VALDERRODEZNO

Un lugar para divertirse en el Porma aunque, mientras esté Dydimo, el "moco de la roca" por medio, está PROHIBIDO PESCAR




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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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Si el río Porma desde su nacimiento ya ofrece infinidad de atractivos, al llegar a Valderrodezno continúa dando al pescador tranquilidad, belleza paisajística y una zona de pesca con condiciones naturales espléndida para la práctica de la pesca.
El TLSM del Porma lleva como tal desde el año 2002 y lo cierto es que ya era un lugar bastante visitado por los pescadores leoneses. Desde entonces, aunque sigue siendo un tramo visitado, quizás no lo es tanto como antes por lo de “sin muerte”, pero l aficionado que no acuda por esto, él se lo pierde.

LUGARES DE PESCA, ACCESOS Y LÍMITES

Los mejores lugares de pesca se encuentran en la parte superior del TLSM, aguas abajo del puente de Valderrodezno, con una tabla hermosa para pescar a cualquiera de las artes autorizadas, especialmente la mosca seca, aunque a mosquito ahogado también está asegurado, en un día normal, el éxito.
La zona donde el Porma dibuja una amplia “S”, bordeando una gran finca que sirve de pasto a una buena cabaña ganadera, a unos 500 metros aguas abajo del puente de Valderrodezno, el río vuelve a ofrecer lugares muy buenos para el lance pese a la amplia vegetación que esconde el curso del río y por donde los pescadores circulan por la senda creada por sus innumerables paseos. En esta zona que comprende un kilómetro, más o menos, en dirección a la central eléctrica de Sorriba, el Porma ofrece buenas raseras, caídas, recodos y zonas pedregosas con pozas, donde los aficionados van a gozar.
La zona final, antes de llegar a la central y el desvío de canal de Arriola, es un lugar donde mayor número de pescadores se reúnen para practicar el lance. Existe una buena tabla, por donde se desvía el agua hacia la central, donde al final se forma una zona más remansada y profunda. Aquí hay muy buenas pintonas que pueden hacer que el día sea una delicia para el pescador. Fuí un afortunado porque, una tarde en unas dos horas, a finales de Junio, gocé de lo lindo sacando buenos ejemplares. La mosca un tricóptero con cuerpo amarillo verdoso, cercos color rubión y tejadillo flor de escoba.
Los accesos para llegar a pescar han de realizarse, desde León a Puente Villarente, para coger la LE-V 3141 en dirección a Boñar, hasta llegar a la localidad de Cerezales.
Para pescar en el TLSM se puede acceder, bien por Cerezales del Condado, o por Valderrodezno. La zona media es, prácticamente, inaccesible y no se encuentra donde aparcar el coche al estar la finca particular vallada.

El límite superior del TLSM se encuentra en el puente de Valderrodezno. El inferior es el mismo que el superior del coto de Cerezales, el desagüe de la central de Sorriba.
La longitud del tramo es de 3,5 kilómetros, con una anchura de aguas entre los 20 y 30 metros.

sábado, 25 de julio de 2009

SARDONEDO...cerca del Paso Honroso y con el río Órbigo como protagonista...




SARDONEDO
Donde el río Órbigo se hace "caballero" de la trucha.


Trucha en abundancia después de años de decadencia.

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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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Sardonedo fue un coto orgullo de los ribereños del Órbigo, al igual que Santa Marina, pasando, con el descuido de los años, a ser uno más de los que casi perdemos en León, por culpa del lucio y la dejadez.
Si el Coto de Santa Marina llegó a ser el mejor coto de Europa, Sardonedo no le andaba a la zaga. Ahora las cosas han cambiado bastante y si no fuese por las repoblaciones, sería el mejor coto de la provincia en lucios.
El río Órbigo, que nace de la unión del Omaña y el Luna, tiene una trucha que es totalmente distinta a la de los demás ríos de nuestra geografía provincial. Son muchos los factores que influyen para que la “pintona” se desarrolle de la forma que lo hace y llegue a alcanzar tan buenas medidas. Algunos dicen que es más "fea" y sobre todo más basta que la del Esla. Es cierto, pero hoy por hoy, al pescador casi el interesa más el conseguir buenos trofeos, que sacar truchas finas y de escasas dimensiones.

El paisaje de este coto es como la mayoría de los tramos acotados de los ríos de ribera o zonas medias. Es abundante la vegetación y los chopos crecen en sus orillas. Los terrenos que lo circundan están divididos en parcelas y las tierras bien labradas. Las plantaciones de lúpulo hacen, de una y otra orilla del Órbigo, un paisaje común que se repite en varios kilómetros desde el Puente de Santa Marina hasta la presa de Alcoba.
El río ancho en muchos tramos, se divide en varios brazos. Son muchas las islas que se forman en los seis kilómetros de coto. Existen grandes tablonas con aguas semi-paradas y aguas profundas. Hay caídas hermosas y rápidas corrientes, donde las truchas y las malezas del curso se dejan ver. Abundan los pozos profundos llenos de raizones para defensa de las “pintonas”.
La pesca se hace bastante cómoda, por lo que Sardonedo es recomendado para todo el mundo, principiantes y veteranos. El río tiene mil recodos y en las curvas come terreno y se ensancha camino del puente de Santa Marina.


ZONAS DE PESCA, ACCESOS Y LÍMITES

Para pescar en Sardonedo la mejor vía de acceso, desde la capital, es por la carretera de León a Villadangos y después la que sale a Santa Marina del Rey por Alcoba. La distancia aproximada desde León, es de unos 33 kms. Existe carretera a uno y otro lado del río. Por Sardonedo pueblo, la carretera de Alcoba y por la otra orilla, la carretera de La Bañeza a La Magdalena.
El límite superior del acotado es la presa de Alcoba -antes era hasta la desembocadura del canal de cemento-, siendo el límite inferior el Puente de Santa Marina del Rey.
Aunque todo el tramo acotado, incluyendo la parte nueva desde la desembocadura del canal de cemento de Alcoba hasta la presa, es bueno y muy apto para la pesca, hay que recomendar las buenas tablas, corrientes y caídas que existen entre Armellada y Turcia, estando presente en la otra orilla el pueblo que da nombre al coto, Sardonedo.
El caminar por el coto se hace cómodo pese a las dificultades de charcas y malezas de las orillas, ya que el servicio de guardería, se nota, ha trabajado a lo largo de los últimos años para dejar expedita la calzada al pescador. Los senderos están bien marcados, así como las entradas al río. Son muchos los puentes o pasarelas de madera construidos para acceder a la otra orilla y pescar.

miércoles, 24 de junio de 2009

El Castillo...




EL GRAN COTO DEL OMAÑA

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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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Para llegar al acotado de El Castillo, en aguas del río Omaña, hay que atravesar desde La Magdalena una inmensa planicie, donde abunda la vegetación -principalmente pinos- y por el otro lado grandes extensiones de tierra de secano donde el agricultor extiende las semillas principalmente de cereales, a la espera de una buena cosecha, si el tiempo no lo impide. En esta zona, rica en fauna cinegética, abundando la perdiz, la liebre y en caza mayor, el jabalí y el corzo.
Llegando a la Magdalena y cruzando el río por el puente, nos encontramos con el pueblo más "ricachón" de la zona: Canales. La "diosa fortuna" hizo posible que la mayoría de sus habitantes tuviesen, en dos ocasiones, un buen pellizco del gordo de la Lotería Nacional.
Aquí ya se huele a trucha, pero trucha del río Luna, aunque este tramo libre debido al furtiveo y la gran masa de pescadores que se dan cita durante toda la temporada, está muy castigado.
Desde Canales hasta Soto y Amío nos encontramos la montaña con mucha vegetación. Por el otro lado, prados llenos de verdor atravesados por riachuelos y arroyos de agua cristalina y fresca.
Más adelante Riello, centro importante que fue, donde el próspero comercio aún se hace notar con buena afluencia de gentes de los pueblos de su alrededor. Riello es punto de partida para muchos pescadores que subiendo montaña arriba llegan hasta Castro, Trascastro o Inicio para, en el río Omaña, comenzar la faena. Allí se encuentra el final del Coto de La Omañuela, zona con buena trucha y un paraje sin igual. El río bordea los montes clavándose en las rocas de sus faldas.
Para acercarse hasta el Coto de El Castillo desde Riello, hay que llegar a Guisatecha pasando el pequeño puerto de montaña que en invierno da muchos problemas a los conductores. La carretera es estrecha, aunque el firme es bueno. Tiene un trazado plagado de curvas.
Al bajar el puerto, desde Guisatecha a El Castillo, el pescador en su viaje acompaña al río Omaña.
El Castillo es lugar de reunión de los muchos aficionados que se dan cita en la zona para pescar en su acotado. Todos tienen la misma ilusión. Esperan que la jornada sea buena y a la "pintona" le dé por entrar al señuelo. Hay muy buena trucha, pero no todos los días entran con la misma gana a los mosquitos o al "hierro".

ZONAS DE PESCA

Metidos en el acotado, en el mismo pueblo del que toma el nombre, una vez cruzado el pueblo, nos encontramos con una inmensa pradera donde en muchas ocasiones, si el tiempo climatológico acompaña, se preparan buenas comidas y meriendas al fuego de leña. En esa pradera, se encuentra el punto de partida de la mayoría de pescadores.
Enfrente, casi pegada al puente por su parte superior, encontramos una excelente tabla -yo la llamo la del arroyo de la serrería-. Es una tabla amplia y fácil de pescar que tiene buena trucha. Las primeras varadas son, a buen seguro, en este tramo del coto.
Unos tiran para arriba. Otros del puente para abajo. Lo cierto es que todo el coto es bueno y el pescador lo camina sin descanso.
En la parte superior hasta Vegarienza, las tabladas son continuas, con mucha arboleda a un lado y otro, que hacen que el pescador selecciones más el "lance" con la caña, demostrando su destreza, o moviendo con singular alegría la muñeca para meter los señuelos en el sitio preciso. Así y todo, es foto diaria ver las cuerdas colgando en las ramas de los árboles.
La zona del "puerto" es muy buena. Es aquí donde se consiguen buenas capturas. Las aguas son remansadas y excelentes para mosca seca. Para el sereno es sensacional a mosquito ahogado, sobre todo el comienzo de la tablona, donde las aguas llegan más vivas y comienzan a remansarse.
Si elegimos pescar río abajo, partiendo del puente de El Castillo, muy próximo al mismo nos encontramos con otra inmensa tablona que tiene mucha trucha. Las ruinas del viejo Castillo, señorial que lo fue en otros tiempos, vigilan al pescador. Sus torres o torreones maltrechos, se clavan en el azul cielo. Esta tablada tiene zonas abiertas y anchas, también pozos profundos junto a las rocas del castillo. A continuación existen buenas corrientes de agua para la cucharilla, hasta llegar al recodo donde el río hace una "s" al chocar con la montaña. Es allí, donde unas fuentes de agua fría y cristalina, sacian la sed del cansado pescador. Desde este tramo hasta el final del coto son múltiples y muy llamativas las zonas donde el pescador prueba suerte en el lance.
¿Y la trucha del Omaña?... ¡Ay que trucha tiene este río! Es brava como ninguna y cuando muerde el señuelo, que grata y reconfortante llega la tensión al pescador. La caña se cimbrea sin parar. Con tiento y talento pero sin prisa, se va recogiendo el sedal hasta que la captura llega a la cesta. ¡Qué belleza... y qué pintas tiene la trucha del Omaña! Son rojas, rojas, como ninguna otra ¡Qué delicia!
El Castillo es uno de los mejores cotos de León. Tiene abundancia de trucha y de calidad, aunque el verano pasado envenenase sus aguas, a la altura de las cuadras de Manolo. El paisaje que rodea la zona es maravilloso. Sus aguas son de las más limpias de la provincia. El fondo del río tiene muchas piedras que son cobijo de las “pintonas”. Desde el puente se las puede observar.
Lo peor, que tiene el coto de El Castillo y el río Omaña, son los vertidos incontrolados, principalmente de las cuadras de los pueblos próximos, que hacen que en muchas ocasiones se estropee el día de pesca enturbiando sus aguas, haciendo posible que un día las piedras del fondo estén limpias y otro, sucias y resbaladizas.

LÍMITES DEL COTO

El coto comienza a unos 50 metros aguas arriba del Puente de Vegarienza, en el lugar conocido por el puente de "las cuadras de Manolo", junto a la pradera conocida por "El Borro", para finalizar en el puente de Guisatecha.
La longitud del acotado es de 5.500 metros, siendo la anchura media del cauce de unos 15 metros aproximadamente. La distancia desde León, es de unos 65 kilómetros. Está prohibido pescar a cebo natural durante toda la temporada.
Los arroyos más importantes que vierten sus aguas al Omaña en esta zona son, en Vegarienza, el Valduin, y en El Castillo, el arroyo del Valle o río Santibañez, que antes toma las aguas del arroyo de Manzaneda.

lunes, 25 de mayo de 2009

Marne...el primer coto intensivo que se creó en León





MARNE ¿Coto intensivo o pescadería?



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Texto: Eduardo García Carmona
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La mayoría de los aficionados acuden al coto intensivo de Marne a por pescado, que no a pescar, como si de una vulgar pescadería se tratase. La Delegación de Medio Ambiente podría dedicarse a vender las truchas a los pescadores que sólo quieran "carnaza".
Una cosa es crear cotos intensivos de pesca para que las zonas libres de los ríos no estén tan masificadas e incluso crearlos para que funcionen fuera de temporada, y otra muy diferente es crear cotos intensivos como si de una "vulgar pescadería" se tratase.
La mayoría de pescadores que acuden a Marne repiten a lo largo de los días hábiles de la semana. Casi todos los días son los mismos, incluyendo algún pescador de élite. Esto indica que la mayoría van a por "carnaza". Para ser más correctos, van a por "pescado", que no a pescar.
Medio Ambiente tiene la solución al alcance de su mano subiendo un poco más los permisos. Otra solución sería que en lugar de tres cotos intensivos, hubiera ocho o diez más. Seguro que entonces se terminaría con tanto abuso y se pondría mayor remedio al volumen tremendo de pescadores que pasan y arrasan todas las zonas libres de nuestros ríos. Además, se ayudaría a Medio Ambiente a descastar el lucio, que ya campea a sus anchas en las zonas trucheras.
EL COTO

Este tramo acotado comienza en la gravera situada en los prados del pueblo de Marne. Termina en el río Esla, a la altura de Villanueva de las Manzanas, en la escollera. Tiene una longitud de 7 Kms. Y la anchura media sobrepasa los 30 metros.
Al estar a 14 kilómetros de León capital, es cómodo acudir a pescar en sus aguas.
Este tramo acotado posee excelentes choperas y praderas en las orillas. Tiene amplias tablas donde se puede practicar cualquier arte de pesca.
Existe muy poca trucha autóctona. La gran mayoría es trucha de repoblación proveniente de la piscifactoría experimental de Vegas del Condado. El día que la guardería suelta ejemplares, y esto ocurre dos días a la semana, las truchas se agrupan en zonas determinadas. Si el pescador da con un banco de ellas, el cupo lo puede tener en minutos. Si por el contrario no se da con el lugar, la pesca se puede complicar más de lo habitual. El comportamiento de estas truchas es muy irregular. Se pueden estar cebando todo el día, pero no comen al mosquito o mosca que se le presente, por mucho que esta se cambie. Por el contrario, la cucharilla y el estrimer suelen ser más efectivos.
Aunque todo el acotado está siempre muy concurrido por los pescadores, la zona final del coto, aguas abajo de Valverde de Sandoval, es de lo mejorcito.
ACCESOS

Las zonas de acceso para pescar en Marne son: León a Puente Villarente por la Nacional a Valladolid, y de aquí al pueblo de Marne, o de Puente Villarente a Villamoros de Mansilla, pasando por Nogales hasta Valverde de Sandoval.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Valdesamario o Ponjos...una piscifactoría natural con doble nombre...

...RÍO PONJOS O VALDESAMARIO.

UN TRAMO LIBRE SIN MUERTE PARA GOZAR CON LAS PEQUEÑAS PINTONAS.








En plena naturaleza hacia la zona minera de Tremor y después de pasar La Garandilla.










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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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Este río, es uno de los pocos con doble nombre. Se debe a que pasa por la localidad de Ponjos y que pertenece al municipio de Valdesamario que está ubicado a lo largo del río, desde las proximidades de la cuenca minera de Tremor, hasta la de Omaña. De ahí que se le conozca por ambos nombres.
Es, más que río, un humilde arroyo de agua fresca y cristalina durante varios kilómetros. Al llegar a Murias de Ponjos comienza a ganar caudal, aunque no demasiado. Un humilde embalse recoge todas sus aguas, dejando pasar un escaso caudal, río abajo y desviando las aguas a otra comarca. Pese a ello, sus aguas son juguetonas y cantarinas, atravesando un valle de verdes pastos, con escasa agricultura. Con la estrechez del valle, en algunas zonas, se aprecian las antiguas explotaciones mineras que, en su época, hicieron posible el asentamiento de población, hoy en día cada vez menos numerosas, debido al declive económico padecido por toda la zona.
Con los aportes de caudal recibidos, por uno y otro margen, que bajan de las montaña del Bierzo y Omaña, el Ponjos o Valdesamario comienza a cobrar vida, sin dejar de ser pobre, con anchuras que no sobrepasan, salvo raras excepciones, los cinco metros, en las zonas más bajas, antes de entregar su vida al río Omaña.
Ya no se ven, junto a las praderías que le acompañan en su discurrir, aquellas hermosas vacadas. Hasta el ganado ha desaparecido, prácticamente. Pese a ello, los lugareños y ribereños de este río, continúan labrando una tierra de mediana calidad, aunque siempre tuvieron fama de ser buenas productoras, especialmente de patatas y cereales. Así nos lo ha apuntado, en el puente de Valdesamario, Misolino, conocido en la zona como “Solo”.
“Solo”, tiene 74 años y trabajó 19 años en las minas de carbón, para él las verdaderas causantes del mal que padece la comarca y de que se haya perdido una riqueza natural como la que tenía la zona. Nos recuerda, que el pueblo era una maravilla, entonces. Tenía cerca de 100 vecinos, de los cuales casi la mitad eran niños y niñas. La mayoría de las casas eran con el techo de paja, construcción típica en esta zona leonesa, así como en las pallozas del Bierzo. Como máximo, una docena de casas estaban construidas con ladrillos, losas y teja en el techo. Ahora sólo hay 30 vecinos, durante la mayor parte del año, no así en verano.
Misolino apunta que había 5 rebaños de ovejas en el pueblo y más de 300 cabezas de ganado vacuno, especialmente vacas de leche. Ahora no hay nada. Se vivía del ganado, las patatas y el trigo que se sembraba. El campo ahora está abandonado y no se recoge ni la hierba. De ello, damos fe, pues para poder acceder a la orilla del río Ponjos, hay que abrirse, en muchos casos, camino como en la selva.
Con añoranza, pese a las buenas comunicaciones actuales, “Solo” echa en falta las bajadas a León o Astorga, andando, “no había otro remedio, dice, había que bajar andando para vender patatas o el ganado”.
En lo que respecta a la pesca, Misolino, apunta como mal mayor del río, las minas de carbón y las escombreras que dejaron tras su explotación. Según él, las escorrentías de las escombreras hicieron posible que la mezcla de carbón y azufre se depositase en las piedras del río, matando toda la pesca. Al depositarse en las piedras del río, la comida de las truchas desaparecía y con ello toda la vida acuícola.
Los robles y los negrillos pueblan la zona y nos despiden cuando salimos de Valdesamario y decimos adiós a Misolino.
MEJORES ZONAS DE PESCA

Cuando ya está próximo a la localidad de Murias de Ponjos el río comienza a remansarse debido a un pequeño embalse cerrado en la estrechez de una garganta rocosa. Aquí es donde este río cobra su máximo vigor de cara a los aficionados a la pesca. Es donde mejores ejemplares se pueden capturar, aunque no sin complicaciones. Después el río se cierra con mucha vegetación en las orillas, dificultando la pesca. Practicamente es impescable hasta Murias. Después, a tramos, el río se abre y permite el lance corto, especialmente en las tablas donde el río Valdesamario se aproxima a la carretera y circula pegado a ella durante unos metros.
Las últimas localidades, antes de ceder sus aguas al Omaña, son El Castro y Las Garandilla. Precisamente en este tramo de río, delimitado por ambas localidades, es donde los aficionados se suelen dar cita para pescar, y es que el Ponjos o Valdesamario ofrece, en esta zona sus mejores virtudes, con un curso más ancho, no mucho, y un puente, en la Garandilla, donde las truchas pueden ser observadas desde lo alto. También se aconseja pescar una vez pasada esta localidad y hasta que el río desemboca en el Omaña.
Para los pescadores más finos, aquellos que les gusta desafiar la naturaleza y tentar a las pintonas con poco caudal, poca anchura del cauce y peligro de ser vistos, desde Murias hasta Ponjos y Valdesamario, pueden disfrutar. Es, quizás la zona menos visitada por los aficionados, por las muchas dificultades que presenta.
Lo ideal es pescar a cucharilla, de un solo anzuelo, sin arponcillo, pro tratarse una río de pesca sin muerte. Se puede utilizar el mosquito ahogado, aunque se aconseja caña corta y máximo de tres moscas.

ACCESOS Y LÍMITES

El río Ponjos no pasa de los 13 kilómetros de longitud y se puede acceder a pescar en sus aguas, después de recorrer unos 44 kilómetros desde la capital leonesa. Se puede llegar cogiendo A-66, la autopista de pago que parte de La Virgen del Camino, hasta la salida de Rioseco de Tapia, para coger el desvío a Valdesamario. También se puede ir por la carretera C-623 de León a La Magdalena, si bien en Camposagrado hay que coger el desvío hacía Rioseco de Tapia y de aquí, por la LE-460, hasta Valdesamario, Ponjos, o el lugar que se elija para pescar.
Al tratarse de un “Tramo Libre sin Muerte”, la pesca deberá realizarse con mosca artificial o cucharilla de un sólo anzuelo y sin el arponcillo o muerte.

PISCIFACTORÍA NATURAL

La gran mayoría de los aficionados a la pesca de la trucha no terminan de entender por qué todo el río ha sido acotado, como tramo sin muerte. La verdad es que, hasta que la Administración no tomó el acuerdo, el rio Ponjos o Valdesamario era esquilmado, temporada tras temporada, y siempre por unos pocos desalmados, sin escrúpulos, amparándose en la penumbra del la noche y rompiendo el equilibrio natural, así como la progresión de unas truchas que yo siempre he conocido como muy pequeñas, pero de lo más fino y con una librea única en colorido.
La falta de vigilancia, entonces, no tanto ahora debido al SEPRONA, está haciendo que el río Valdesamario, poco a poco, vuelva ser la piscifactoría natural para engrandecer los ríos Omaña y Órbigo.
De todos es sabido que el río pequeño hace al grande y que en época de freza las truchas del Órbigo remontan el Omaña y de éste pasan al Ponjos o Valdesamario. Hete aquí la suma importancia de salvaguardar este río, truchero cien por cien, pero que estaba desangelado y sin vigilancia. La Administración deberá cuidar este entorno natural y conseguir que el río se convierta en piscifactoría natural, como lo fue hace un buen montón de años.

domingo, 19 de abril de 2009

Un TLSM de Pardavé...

EL RÍO TORÍO Y EL ENCANTO DE PESCAR EN SUS AGUAS

La Iglesia de Nuestra Señora de Manzaneda preside la parte media de todo el río Torío desde Manzaneda hasta Garrafe





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Texto y fotos: Eduardo García Carmona

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El río Torío nace en el Puerto de Piedrafita, a 1.680 metros de altitud. Se trata de una corriente que parte de las filtraciones de agua de una montaña que mantiene nieve gran parte del año. Para completar su caudal se alimenta, principalmente, de las aguas que discurren de las montañas de Vegarada, donde todas sus escorrentías van a completar el curso de uno de sus mejores afluentes: el arroyo Canseco. Aguas por debajo de la localidad de Cármenes recibe otro importante aporte del río Valverdín. Después de Gete, Getino, Felmín y pasando Las Hoces, el Torío acumula el caudal del arroyo Correcillas que nace en la montaña del mismo nombre, a una altitud de casi 2.000 metros (1.998), el pico más alto de la zona y donde el senderismo y la escalada nos mostraran una cara deportiva sin igual. Casi por frente, otro arroyo, es el de Coladilla que circunda las montañas de la otra parte del Torío, frente al Bernesga.
Vegacervera, Matallana de Torío, el cruce de Robles de la Valcueva, Pardavé, Garrafe y así hasta llegar a León por el barrio de Puente Castro, tras atravesar La Candamia.
Se trata de uno de los ríos menos contaminado de la provincia de León, aunque a partir de la zona más baja, antes de unirse al Bernesga, comienza a recibir toda la que no tenía, notándose especialmente en verano, cuando las aguas disminuyen su caudal.
Este río está considerado por los aficionados a la pesca de la trucha como uno de los mejores en cantidad y calidad de la especie autóctona.
Se trata de un río con grandes protecciones para “las pintonas” al tener en todo su curso fluvial a las rocas como principales aliadas. Curso rocoso con abundantes cavernas y cuevas, con pozos impresionantes donde las truchas pueden desarrollar todas sus virtudes, para delicias de los pescadores.
Prácticamente desde su nacimiento, a pesar de la poca anchura, se hace pescable para los más finos con la caña.
En la zona alta el tramo antes y después de Cármenes y hasta la cabecera del tramo acotado de Felmín es de los mejores, en cuanto a lo libre se refiere. Existen buenas tablas para el lance, pozos, raseras y mucha vegetación de orilla que dificulta las tiradas, pero que hacen de la zona una delicia de luz, colorido y paisaje que, unido a la sinfonía del discurrir de las aguas, encantarán al más incrédulo.
De los tramos libres, alguno sin muerte como Pardavé, les damos a continuación sus mejores características.

PARDAVÉ: Tramo libre sin muerte

Donde el Torío llega a su zona media


Pardavé, es un bello pueblo leonés que está a orillas del río Torío, donde el mismo cobra ya su "mayoría de edad" en caudal.
Está Pardavé en las dos orillas de este rico río truchero. Se comunica el pueblo por un estrecho puente con muchos años de historia, que soporta a diario una gran circulación, que precisamente allí se hace peligrosa.
Al pasar por el puente, sin querer, uno mira para el río Torío que lo atraviesa con gallardía, coraje y velocidad, que se denota en sus aguas batidas y un colorido especial en esta época del año, de tonalidad verde a lo lejos y casi transparente al acercarse. Corren sus aguas presurosas por llegar al remanso, dibujando en su pasar serpientes multicolores que se pierden a la vista entre árboles y matorrales, entre huertas y montaña, entre robles, alisos y chopos.
El paraje en esta zona es ideal. Al frente, aguas arriba, la montaña con sus hoces anteriormente recorridas.
Las casas, en las orillas, caen en vertical hasta las piedras del río, haciendo de fortín inexpugnable en caso de riadas. Están construidas la mayoría en pura piedra de la montaña, que parecen losas imposibles de alzar y colocar para formar la pared.
Las gentes, como todas las de la zona próxima, son afables y cordiales con el visitante, quizás de pocas palabras, pero atentas. En su rostro se notan los aires de la montaña que curten completamente la cara, siendo su tez morena, su mirar cansino y algo distraído.
Por debabajo de Pardavé, el Torío profundiza en las rocas, las recorta y da diversas formas, algunas, con imaginación, parecen siluetas conocidas. A un lado y otro hermosas praderas con verdor exuberante y alguna que otra huerta y siempre presentes los chopos en la misma orilla clavándose en el cielo. Son abundantes los arroyos y fuentes con aguas cristalinas, puras, donde el pescador sacia su sed y reposa del cansino esfuerzo por capturar "la pintona".
La maleza en las orillas es abundante y dificulta demasiado el ir y venir del pescador, pero el Torío, para los ojos del aficionado, baja hermoso en estas fechas con abundante caudal y buenas tablas para la práctica del "lance".


DÓNDE PESCAR EN EL TRAMO LIBRE SIN MUERTE

Nada más salir del pueblo, aguas abajo, nos encontramos con unos recodos estupendos para pescar y un poco más allá, a unos 150 metros el pozo de Pardavé, donde las aguas chocan contra la piedra y la profundidad se antoja grande, existe un pozo, donde las rocas vigilan. Son muchos los pescadores que prueban fortuna a la entrada y salida, con buenos resultados. El lugar es perfecto para pescar a mosquito ahogado. Aquí es donde se comienza a notar la presencia de la trucha del Torío, mucho más clara que en otras zonas y con unas pintas rojizas fuertes y salteadas a lo largo de su cuerpo que la hacen de verdad muy hermosa. Su talla es más bien pequeña, pero con mucha fuerza. Si la trucha es un pez vigoroso, aquí se gana ese adjetivo por méritos propios.
Un poco más abajo del pozo de Pardavé, comienza una zona con muy buenas tablas y tiradas cortas. Se ve el fondo del río y se notan sus muchas piedras, lugar donde la trucha habita la pintona y tiene su gran defensa.
Las entradas para pescar no son cómodas, pero se consiguen, aunque el cuidado en el lance debe ser extremo, ya que si no los enredos y enganches pueden estar en el orden del día.
Más abajo, las aguas comienzan a remansarse y el curso cobra mayor anchura. Las orillas se elevan, quedando el río profundo. Llegamos a la zona de la cuadra, donde existe una presa que recoge el agua para el riego. Las aguas toman otro color más oscuro. El río apenas se mueve. Son buenas tablas para el lance a mosquito ahogado, mosca seca y para pescar al sereno en verano. Es una de las zonas favoritas de los pescadores, encontrándose superpoblado de aficionados éste tramo de unos 300 metros. La trucha, en esta tabla, tiene unas grandes defensas y abundante comida. Los ejemplares que se sacan suelen ser de buenas medidas.
Después de la presa y su cascada, el Torío cobra nuevamente fuerza rumbo a Pedrún y Matueca, con aguas rápidas que se deslizan entre piedras abundantes en su seno. Con las curvas llegan también los pequeños remansos y el río sigue su curso encajonándose unas veces en la orilla derecha y otra en la izquierda, creando en muchas ocasiones profundos pozos.
En estas orillas del Torío, en Pardavé, son miles los aficionados que se han curtido en la pesca. El río es generoso ofreciendo su fruto.
La mejor época para pescar, es desde abril a junio, ya que el Torío es cuando mejor baja de caudal. El río en el estiaje casi se seca y a no ser por los profundos pozos, la trucha no podría existir, pero ahí está temporada tras temporada, ofreciéndonos su encanto, cosa que resulta imposible de creer después de los tremendos "palos" que recibe el Torío en verano.
En este tramo libre sin muerte, se puede practicar sólo el arte de la pesca a mosquito artificial, sin arponcillo. Al ser una zona libre, es importante pescar a principio de temporada para obtener buenos resultados, ya que si no, más taLos accesos para llegar a pescar hasta cualquier zona del río Torío son cómodos. Hay que coger desde la capital leonesa la carretera de León-Collanzo, vía que discurre, prácticamente, paralela al curso del río. La distancia hasta el tramo acotado de Felmín es de 40 kilómetros, pero a menos de 20 Kms. Se encuentra Garrafe de Torío.rde el río está totalmente "vareado" y la trucha es difícil de engañar.

ACCESOS

Los accesos para llegar a pescar hasta cualquier zona del río Torío son cómodos. Hay que coger desde la capital leonesa la carretera de León-Collanzo, vía que discurre, prácticamente, paralela al curso del río. La distancia hasta el tramo acotado de Felmín es de 40 kilómetros, pero a menos de 20 Kms. Se encuentra Garrafe de Torío, poco más allá Pardavé.