LA CABRERA ALTA LEONESA, donde el tiempo se detiene…
El río Eria y el coto de pesca de MANZANEDA, una delicia para el pescador
Texto y fotos: Eduardo García Carmona
Entrar en la comarca leonesa de La Cabrera Alta es volver a tiempos pasados. En estos parajes bañados por el río Eria, el reloj se ha detenido en el tiempo y es que parece que hemos vuelto a la España de los años 50 a 60.
Para realizar este reportaje del río Eria partimos de la capital leonesa para, después de pasar por La Bañeza, adentrarnos en un paraíso natural, con amplios llanos y monte bajo, como es la alta Valdería, tierra fértil y productiva bañada por el río que le da nombre, que tiene en Castrocontrigo su capitalidad. Desde aquí hasta Manzaneda, localidad que da nombre al único tramo acotado del río Eria. Más adelante Quintanilla de Yuso y Truchas, cabecera municipal del extenso ayuntamiento que forma La Caberera Alta y nombre extraído del vientre de las aguas que le bañan, más allá Baillo y Corporales. A un lado y otro, Villar del Monte, Cunas, La Cuesta y Truchillas.
El paisaje se torna distinto. Los amarillos y ocres de la Valdería dan paso a los verdes de robles, arbustos y pinares. También a los grises del mítico Teleno, donde van a parar muchos de los proyectiles del ejército de tierra, en sus prácticas por zona maragata. Es la otra vertiente del pico más alto de la sierra del mismo nombre, con la que limita al norte, junto con los Montes Aquilanos. Al sur, la sierra de La Cabrera, divisoria orográfica con tierras zamoranas.
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Mientras realizamos el reportaje fotográfico de un río singular y tomamos datos de la zona, nos invitan a visitar Pozos. Se trata de un pueblecito en la falda del Teleno donde la carretera, estrecha sin compasión, nos invita a circular con precaución. En los mayores desniveles podemos apreciar el río Pozos que baja de las laderas abruptas de la sierra para, con sus aguas cristalinas, alegrar el pobre caminar del río principal. No cabe duda que aquí el tiempo se ha detenido, incluso la carretera, por llamarla de alguna manera, también se detiene, aunque es más correcto decir que finaliza.
La entrada en la población también es complicada. En la estrechez de sus calles sobresalen enormes pedruscos y tejados de pizarra. Construcciones de una planta que dan cobijo a ganado y aperos de labranza. Las otras, de dos plantas con hermosos corredores de madera, son las viviendas principales.
Una mujer curtida por el tiempo, con rasgos profundos marcados en su rostro, sin apenas dientes en sus encías y con una manera de hablar muy particular, entre maragato y berciano, nos indica que Guillermo “el asturiano”, que podría saciar nuestra sed y apetito con excelentes viandas de la zona, no se encuentra en la población porque ha fallecido hace años.
Nos dijo tanto, en tan pocos segundos, que parecía una metralleta ininteligible lo que nos narraba.
El río Eria es la base del sustento diario de “los cabreireses”, gentilicio de la comarca, pero a la vez es parte de la incomunicación que todavía padece la zona. La erosión ha labrado profundos y angostos valles que, como dice la canción popular, imponen el aislamiento entre poblaciones.
Un motivo de esta Cabrera Alta son las veceras del ganado menor: ovino y caprino, así como el vacuno del país que convive con la raza parda alpina. No es difícil poder ver al ganado alimentarse de ramas de sardón y roble, especialmente en época invernal.
LA CABRERA LEONESA, pese a la mejora de comunicaciones y calidad de vida, continúa siendo una símbolo de comarca deprimida y pobre, aunque la extracción de pizarra la ha transformado. De las explotaciones de pizarra se salva el río Eria, que no el Cabrera.
Lo que es sacrificio para sus gentes se convierte en atractivo para el visitante, como muestran las fotografías.
Los pescadores que tenemos la suerte de pescar en el río Eria, podemos disfrutar por partida doble, quizás triple: pesca, paisaje y gastronomía. LA CABRERA LEONESA es un auténtico paraíso en esta triple condición, aunque poco a poco se nos está escapando, a la vez que despierta de su letargo en el tiempo.
EL RÍO Y SUS CONDICIONES NATURALES
El río Eria baja
hermoso desde las faldas del Teleno, allá por Corporales. Desde la localidad de
Truchas el río atraviesa una zona llena de monte bajo, con amplia vegetación y
matorrales que en primavera llenan el paisaje de colorido y olores. Las aguas
bajan juguetonas entre caleños, formando corrientes de aguas limpias muy
propicias para las truchas. Es uno de los ríos menos apreciados por los
pescadores en general, excepto los de la zona de La Bañeza.
Al ser el Eria un río de escaso caudal en verano, hace que el mismo sea pescable, principalmente, desde el inicio de temporada hasta el mes de junio o julio, dependiendo de la nieve y lluvia que haya caído. Después es muy difícil poder hacerlo con éxito. Las truchas se meten en los pozos y sólo salen a comer en los serenos.
EL COTO DE MANZANEDA
Manzaneda es un tramo
acotado sin muerte que presenta una gran ventaja para los aficionados de mosca
seca y mosquito ahogado. Las eclosiones de mosquito son abundantes y se
presentan durante toda la jornada. Esto quiere decir que, a cualquier hora se
pueden emplear con éxito estas dos modalidades, engaños que suelen ser bien
tomados por las truchas.
El límite superior del acotado se encuentra en la confluencia del río Pequeño, a la altura del puente que lleva a Manzaneda. El inferior está en el puente viejo de Villar del Monte.
La longitud de este
tramo es de unos 5 kilómetros, aproximadamente, con una anchura que no
sobrepasa los 10 metros.
Existen diversos arroyos que vierten sus aguas al Eria: Nazre, arroyo del Monte, Pozos y Manzaneda.
Las poblaciones más
importantes en la zona son: Quintanilla de Yuso, Villar del Monte y Manzaneda.
El coto fue creado en el año 1.981 y se encuentra enclavado en el término municipal de Truchas.
La mejor vía de acceso
para acudir a pescar desde León capital es dirección La Bañeza. Pasando
Hospital de Orbigo hay que girar en dirección a Veguellina de Orbigo y La
Bañeza. Desde esta localidad, por la carretera de Castrocontrigo, a Truchas,
pasando Nogarejas, Torneros de la Valdería, Manzaneda y Villar del Monte. Total
100 kilómetros, aproximadamente.
MEJORES ZONAS DE PESCA
Hay que recordar que el río Eria presenta en este tramo acotado gran cantidad de truchas, pero de pequeñas dimensiones aunque mejorando temporada tras temporada. La menor talla es debida al lento crecimiento por causa del contenido en hierro que tienen sus aguas.
La totalidad del tramo acotado presenta buenas condiciones para la pesca. La mejor época es en invierno y hasta la primera quincena de Junio. Después el río se queda sin agua, prácticamente. Si hay que destacar alguna zona, esa es, sin lugar a dudas, la tabla donde desemboca el arroyo del Monte. Ahí, donde caen las aguas del arroyo, en la entrada, es fácil conseguir truchas de tamaño mediano. Es donde se sitúan para comer. La tabla que se forma es amplia y cómoda de pescar. La trucha entra muy bien al mosquito ahogado y “devoran” la mosca seca. Otra buena zona, por el mismo motivo, es donde desemboca el río Pequeño.
OTROS TRAMOS DE PESCA EN LA ZONA
ALTA DEL ERIA
Los amantes de la aventura lo
tienen muy fácil acudiendo a La Cabrera.
En la zona más alta del río Eria, en las estribaciones del puerto de El Palo, donde nace, próximo a la localidad de Corporales, los pescadores podrán encontrar las mayores dificultades para poder practicar su afición. Se trata, más que de un río, de un riachuelo con escaso caudal y miles de recovecos. El curso se muestra cerrado por la vegetación de ribera y es complicado practicar el lance. Cebo y cucharilla son los artes a utilizar en la zona, hasta llegar a Baillo. Desde aquí, gracias a la aportación del río Iruela, cuyas aguas bajan del alto de Carbajal, el Eria gana mucho caudal. Hasta el pueblo de
Truchas encontraremos los mejores lugares de los tramos de la zona alta de este río. Aquí el pescador comenzará a divertirse. Abunda la trucha común de escasa dimensiones, pero muy voraz. Entra muy bien al engaño. Si se pesca a mosquito ahogado o “pesca a la leonesa”, no será complicado enganchar a más de una pintona por tirada. Existen buenas raseras y tablas repletas de cantos rodados y grandes peñas donde las truchas tienen cobijo.
El río Truchillas, que obtiene su
principal recurso del lago del mismo nombre, es otro de los afluentes del río
Eria donde los amantes de la dificultad podrán disfrutar al máximo. Tiene mucha
trucha, también de pequeñas dimensiones, pero suficiente para gozar. El lecho
de este río es también de cantos rodados, ofreciendo su mejor “cara” para la
pesca a partir de la localidad de Truchillas y hasta su desembocadura en el río
Eria, por debajo de Truchas.
El arroyo de Prados o Pozos es otro de los escenarios excelentes para los amantes de lo complicado.
El río Eria comienza a ofrecer su
mejor aspecto para los aficionados cuando se aproxima a Morla de Valdería. Aquí
el río se remansa ofreciendo buenas
tablas para practicar a mosquito ahogado o mosca seca. También chorreras y
corrientes donde el agua discurre cantarina entre grandes rocas divisorias.
Entre Morla y Torneros de la Valdería se encuentran los mejores lugares de pesca, siendo a la vez la zona más visitada por los aficionados.
La práctica de la pesca puede
continuar hasta Castrocontrigo y Castrocalbón. Es la zona más castigada y
donde, a excepción del inicio de la temporada, la trucha escasea o abunda
menos. Entre estas dos localidades el río se ensancha, aunque las zonas
profundas no abundan. En época estival prácticamente no existe agua para poder
practicar la pesca.
El tramo final, desde San Esteban de Nogales y hasta el límite con la provincia de Zamora, es poco visitado por los aficionados.
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