¿PESCAR CON UN SOLO ANZUELO O POTERA?
La pregunta hace referencia a la prohibición de pescar con poteras o similares en Castilla y León
Por
Eduardo Fontela López
Cuando
en el año 1965 entré a trabajar en un banco poco podía imaginar que también
entraría en el mundo de la pesca y a los pocos meses en marzo de 1966 comenzó mí afición por ella.
En un principio me hablaron mucho de pescar a la miñoca, pues era un cebo natural y de lo más deseado por la trucha. Más tarde me indicaron que era un rollo tener que cambiarse de ropa al salir del trabajo e ir a buscar un día sí y otro también el cebo. Este fue el motivo de pasarme a la cucharilla, pues tiene sus ventajas, como llevar en una caja de cerillas tres cucharillas, que en aquellos tiempos eran más que suficientes.
Llegando
el mes de junio tuve la suerte de pescar una trucha bonita, sobre 300 gramos y lleno
de alegría me presenté en el bar de la localidad, centro de reunión de los
pescadores a diario, y enseñando mi trofeo a los grandes entendidos en pesca que allí se reunían casi todos
los días del año con sus historias, charlas y comentarios de cada jornada. Pude
comprobar que siempre eran los mismos los que llevaban la voz cantante. Todos les
respetaban.
Ellos mantenían que al principio de temporada el río bajaba con mucha agua y, de marzo hasta finales de abril, usaban miñoca; en mayo y junio, cucharilla; en julio y agosto besbello y saltón (hoy se llama pesca a mosca). No dejando de reconocer que la reina de la pesca es y será siempre la cucharilla, pues vale para pescar con efectividad en todos los momentos del día y todos los días del año.
Estos
mismos comentarios los escuché más adelante en el club Salmo de A Coruña cuando
me desplacé allí para hacer la mili, en el año 1971. Entiendo que los de
Ortigueira, como yo, no tenían por qué conocer a los de A Coruña, por lo que di
crédito a dicha conclusión.
Recuerdo
con mucho respeto a Julio, pescador de mosca, que no dejaba de alabar la cucharilla; lo mismo Juan, Calvete,
Alonso, Darriba, Montero, Toñito Peón, Juan Iglesias, Lema, Joselito el médico
de Aranga, como a Venancio de León, Jesús de Ávila, y otros muchos más a los
que el resto de los pescadores respetaban a diario y escuchaban sus comentarios
al día siguiente de la pesca, es decir, el lunes.
En una ocasión un pescador me pidió le mostrara una de mis truchas, pues le resultaba conocida porque le salía un trozo de nylon de la boca algo más de una cuarta. Al abrirle la barriga vio que dentro llevaba un anzuelo todo oxidado y sin rastro de miñoca. Ese anzuelo era del tipo que utilizaba él, pensando que se trataba de la misma trucha que le había picado meses atrás y partió el hilo quedándose para criar. En ese momento salió la conversación de que, la miñoca es más mortífera que las cucharillas. Resulta evidente la diferencia entre tragar todo el aparejo, a tan solo clavar un anzuelo en el lateral de la boca. Con la cucharilla existe la opción de sacar el anzuelo sin dañar a la trucha demasiado al estar clavados los anzuelos de la potera en los cartílagos de la boca. Esto es lo que no ven “los nuevos licenciados en pesca”.
La conclusión de los expertos es que resulta más
mortífera la pesca con un solo anzuelo que los que lo hacen con potera, tres
anzuelos. Alguno preguntaba por qué y el veterano le respondió, “porque la potera con tres anzuelos, estos
son movidos por el agua, tocando un lateral de la boca de la trucha, ésta se
ladea y prende sólo un anzuelo sin clavar toda la potera”.
Bien es cierto que se dan casos de haber pescado alguna trucha clavada por los tres anzuelos de la potera pero, esto resulta excepcional, apuntaban.
Siempre
oí que al retirar el anzuelo, si la trucha sangra, se muere. No hace falta ser
muy veterano para entender la agresividad de un anzuelo al entrar directo por
la boca del pez profundizando en la garganta hasta el estómago y, al intentar
sacarlo es cuando se revienta a la trucha.
Antiguamente
nadie se quejaba de que hubiera poca pesca. Muchas familias vivían todo el año
del fruto de unos meses de pesca fluvial. Recuerdo pescadores que sacaban 20 kilos
de truchas a diario, y las tenían todas vendidas.
Se permitía podar los árboles cercanos al rio y de esta forma el sol entraba en el agua donde la trucha criaba. Ahora está prohibida esta poda, el rio está oscuro y la trucha no cría. También hay otros muchos motivos que dificultan la cría, como los consabidos vertidos. En algunos tramos se puede cruzar el río donde antes no se podía, precisamente por ese cúmulo de porquerías. Todo va a parar al río.
El Seprona y la guardería de medio ambiente vigilan de lejos a los pescadores y cuando sacan una trucha que no da la talla permitida, te denuncian. Esto frustra y consume al pescador que comprueba con multas desproporcionadamente altas que ellos sí son denunciados pero, que las industrias y otros agentes que están destrozando el medio natural no son castigados en la misma proporción.
No
hace muchos años había alrededor de 114.000 licencias de pesca en Galicia; hoy
34.000 y nadie de la Xunta se pregunta por qué.
En
la temporada 1966/67 me desplazaba al rio Sor a
pescar truchas y reos, todas las tardes. Allí conocí al agregado de la
ONU en España. Venía todos los años a pescar y me decía que también lo hacían
pescadores de Irlanda e Inglaterra. Hoy me pregunto dónde están esos pescadores
extranjeros.
Aquellos
jóvenes nos entreteníamos con este deporte-afición de la pesca en contacto con
la naturaleza. Hoy les ocupan “otros deportes”.
¿Habrá
influido el abandono del cuidado de los ríos?
Pero a lo que iba, qué hace más daño a los peces, ¿pescar con sólo anzuelo o con potera?
Mi
conclusión es clara: PESCAR CON UN SOLO ANZUELO.
Nota: el autor del artículo es el creador de Cucharillas EDU
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