Coto de Llantrales, desde Villanueva a Agüera
Un
tramo que “enamora”
Pese
a la contaminación, las aguas tienen
abundancia de truchas, aunque de escaso tamaño
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
¡Qué gran sorpresa me he llevado acudiendo a pescar a Llantrales, un coto totalmente desconocido para mí, así como el río Cubia, de corto recorrido, 41 kilómetros hasta que entrega sus aguas al Nalón!
El
río Cubia nace en el Picu La Berza, a 1.300 metros de altitud y todo su
recorrido lo hace por el concejo de Grado.
Este río me ha sorprendido gratamente por su encanto natural. Una pasada. Tiene aguas bastante claras, aunque con mucho depósito de porquerías en sus piedras y alrededores.
Es
un río de buenas corrientes, pozos, tablas de aguas paradas y buenas chorreras
para practicar el lance, aunque a seca tiene zonas con muchas dificultades
debido a lo cerrado que se encuentra el curso, con zonas de vegetación cerrando
el cauce y posando las ramas en el agua.
EL COTO DE LLANTRALES
He
pescado el coto Llantrales hace unos
años y muchos me decían que para qué iba. Al final, fui con mi amigo Beni
(Benito Perfecto Sánchez), que se fue a pescar
lo libre en la zona de Agüera, mientras yo me quedaba en la zona alta,
en el puente que cruza el río hacia Villanueva.
Efectivamente, el río Cubia discurría algo mermado de caudal pero, pescable. Al menos a mí así me lo parecía, recordándome el río Yuso, en León.
Viendo el pozo junto al puente, decidí pescar a ninfa pero sin utilizar la caña de seca, con la de ahogada y poniendo un señalizador. Incluso, tras asomarme al río, decidí bajar unos metros hacia Alcubiella y comenzar a pescar los pozos, aguas arriba. Así llegué pescando hasta
casi el principio de la zona acotada, sobrepasado el núcleo urbano de El Banzao y un poco antes de llegar al puente de Agüera, aunque quitaba las ninfas y ponía ahogadas.
Me
llevé una docena de truchas a la mano, algunas de buen porte para lo que es el
río pero, la mayoría, pequeñas. No es que disfrutase a tope pero, esperaba
mucho menos. Es más, tuve tirones y pérdidas de algunos ejemplares que más que
truchas parecían reos por su forma de tirar al ser pinchados y los saltos que
daban para destrabarse pero, no me llevé ninguno a la mano, aunque ellos si se
llevaron algunas ninfas y moscas.
UNA MARAVILLA NATURAL
La
mayor gozada ha sido comprobar que el río Cubia es una maravilla de la
naturaleza, con un entorno que ni me imaginaba. Las aguas ofrecen un encanto
único. Es un espacio de paz y sombras. Paz que significa el sonido de la
naturaleza con el chasquido de las aguas al discurrir y el sonido de las aves.
Y sombras las que se esparcen en todo su recorrido cerrado de vegetación, salvo
raras zonas en las que el Cubia queda desprotegido y bañado por los rayos sol.
No
estaría mal que se protegiese más todo éste tramo de pesca para que la
abundancia de trucha pequeña que tiene consiga llegar a cobrar mayores tamaños
para disfrute de los aficionados que se acercan a pescar en sus aguas.
¿Por qué el Principado no protege más este tramo acotado, particularmente y los ríos de toda la autonomía de forma general?
No
lo entiendo porque Asturias podría ser una maravilla para la pesca y un reclamo
turístico único, con la riqueza que eso supone. Todo indica que lo importante
es que se abra la pesca, como ocurre con el salmón, y todo lo que “se menea” en
las aguas se pueda llevar para la sartén. Una pena.
El río Cubia, como muchos otros en Asturias, necesita atención porque está en la UVI y si lo quieren comprobar, se pueden dar una vuelta por la zona que pesqué porque, a la altura de Villanueva, por la margen del núcleo poblacional, hay una tubería que lleva todas las defecaciones al pobre río y nadie lo remedia.
Ni
se enteran o se quieren enterar.
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