Las orillas del Torío, en Pardavé, son “la excelencia de pesca” que buscan a diario los pescadores
PARDAVÉ es pesca, naturaleza, encanto Y CORMORÁN
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Pardavé,
es un bello pueblo leonés que está a orillas del río Torío, donde éste cobra su
"mayoría de edad" en caudal. La localidad de Pardavé se sitúa en las
dos orillas de este río truchero leonés.
Se comunica, desde la zona de carretera general, por un estrecho puente con muchos años de historia, que soportaba a diario una gran circulación y por ello las autoridades competentes sacaron, hace unos años, todo el tráfico rodado haciendo una circunvalación al pueblo, con lo que la localidad ha ganado en seguridad y tranquilidad, perdiendo las visitas continuadas a los bares de la localidad y, especialmente, a la fuente del pueblo con aguas puras, cristalinas y “heladas” todo el año que sirven para saciar la sed de lugareños y visitantes.
Al pasar por el puente antiguo, sin querer, miramos para el río Torío que lo atraviesa con gallardía, coraje y velocidad, que se comprueba en sus aguas batidas y un colorido especial en esta época del año, de tonalidad verde a lo lejos y casi transparente al acercarse. Corren sus aguas presurosas por llegar al remanso, dibujando en su pasar serpientes multicolores que se pierden a la vista entre árboles y matorrales, entre huertas y montaña, entre robles, alisos y chopos.
El paraje en esta zona es ideal. Al frente, aguas arriba, la montaña con sus hoces anteriormente recorridas.
Las
casas, en las orillas, caen en vertical hasta las piedras del río, haciendo de
fortín inexpugnable en caso de riadas. Están construidas la mayoría en pura
piedra de la montaña, que parecen losas
imposibles de alzar y colocar para formar la pared.
Las gentes, como todas las de la zona próxima, son afables y cordiales con el visitante, quizás de pocas palabras, pero atentas. En su rostro se notan los aires de la montaña que curten completamente la cara, siendo su tez morena, su mirar cansino y algo distraído. Se trata de una población envejecida que cobra vida y esplendor en los veranos con las visitas de hijos del pueblo.
Por debajo de Pardavé, el Torío profundiza en las rocas, las recorta dándolas diversas formas, algunas, con imaginación, parecen siluetas conocidas. A un lado y otro, hermosas praderas con verdor exuberante y alguna que otra huerta y siempre presentes los chopos en la misma orilla clavándose en el cielo. Son abundantes los arroyos y fuentes con aguas cristalinas, puras, donde el pescador puede saciar su sed y reposa del cansino esfuerzo al intentar engañar a "la pintona".
La
maleza en las orillas es abundante y dificulta demasiado el ir y venir del
pescador pero, el Torío para los ojos del aficionado, baja hermoso en estas
fechas con abundante caudal y buenas tablas para la práctica del
"lance".
LUGARES DE PESCA
Nada
más salir del pueblo, aguas abajo, nos encontramos con unos recodos estupendos
para pescar y un poco más allá, a unos 150 metros el pozo de Pardavé, donde las
aguas chocan contra la piedra y la profundidad se antoja honda, existe un pozo donde las rocas vigilan. Son muchos
los pescadores que prueban fortuna a la entrada y salida, con buenos
resultados. El lugar es perfecto para pescar a mosquito ahogado y a mosca seca.
Aquí es donde se comienza a notar la presencia de la trucha del Torío, mucho
más clara que en otras zonas y con unas pintas rojizas fuertes y salteadas a lo
largo de su cuerpo que la hacen de verdad muy hermosa. Su talla es más bien
pequeña, pero con mucha fuerza. Si la trucha es un pez vigoroso, aquí se gana
ese adjetivo por méritos propios.
Un poco más abajo del pozo de Pardavé, comienza una zona con muy buenas tablas y tiradas cortas. Se ve el fondo del río y se notan sus muchas piedras, lugar donde la trucha habita la pintona y tiene su gran defensa.
Las
entradas para pescar no son cómodas, pero se consiguen, aunque el cuidado en el
lance debe ser extremo, ya que si no los enredos y enganches pueden estar en el
orden del día.
Más abajo, las aguas comienzan a remansarse y el curso cobra mayor anchura. Las orillas se elevan, quedando el río profundo. Llegamos a la zona de la cuadra, donde existe una presa que recoge el agua para el riego. Las aguas toman otro color más oscuro. El río apenas se mueve. Son buenas tablas para el lance a mosquito ahogado, mosca seca y para pescar al sereno en verano. Es una de las zonas favoritas de los pescadores, encontrándose superpoblada en ocasiones. La trucha, en esta tabla, tiene unas grandes defensas y abundante comida. Los ejemplares que se con siguen suelen ser de buenas medidas.
Después de la presa y su cascada, el Torío cobra nuevamente fuerza rumbo a Pedrún y Matueca, con aguas rápidas que se deslizan entre piedras abundantes en su seno. Con las curvas llegan también los pequeños remansos y el río sigue su curso encajonándose unas veces en la orilla derecha y otra en la izquierda, creando en muchas ocasiones profundos pozos.
Las
orillas del Torío, en Pardavé, han sido y son “la escuela de pesca” de miles
los aficionados que se han curtido y curten en la pesca. El Torío es un río generoso.
La mejor época para pescar, es desde abril a junio, ya que el Torío es cuando mejor caudal suele llevar. El río en el estiaje casi se seca y a no ser por los profundos pozos, la trucha no podría existir, pero ahí está temporada tras temporada, ofreciéndonos su encanto.
En
este tramo es recomendable practicar el arte de la pesca a mosca seca y
mosquito ahogado o pesca a la leonesa, aunque al comienzo de temporada se suele
practicar el arte de pesca a ninfa y perdigón, con muy buenos resultados.
Pardavé es uno de los muchos lugares de León con “excelencia” para disfrutar pescando en plena naturaleza tanto por parte de los humanos como de los “animales irracionales” como el CORMORÁN que por ésta y otras zonas leonesas está haciendo grandes daños.
¿Se podrá controlar algún día a ésta especie invasora?
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