La delicia de pescar en La Patagonia Chilena
Pesca
y amistad unida en una expedición de nueve amigos leoneses
Texto
y fotos: Eduardo García Carmona
Con
la llegada del “nuevo año” y la desgraciada de la pandemia que sufre el mundo
con el COVID-19, es bueno volver la memoria atrás para recordar a los muchos
que no están y , a los que afortunadamente aún pueden disfrutar contando lo que
fue un poco “el ayer”.
Así
las cosas, en Pescamona51 y el segundo blog DÓNDE Y CÓMO PESCAR queremos acercarles a una de las muchas jornadas
que disfrutamos, Benito Lozano y su hijo, Marcos, Rodrigo Núñez “Lachis”, José
Gutiérrez “Guti”, José Luis Méndez, Paco Frutos, Víctor Molleda, Goyo Hernando
y quien esto escribe. Fueron doce jornadas de pesca y 15 días de viaje a
tierras de Chile donde nos encontramos con una naturaleza ideal, aunque cada
año menos pero, aún bastante bien
conservada y donde los ríos tienen vida, mucha vida y ofrecen momentos de pesca
y disfrute muy interesantes junto a “fracasos” inesperados. Es lo que siempre
nos ha ocurrido en tres veces que he acudido a La Patagonia chilena.La jornada que les relato fue vivida en 2019, hace dos años, y fue excepcional en todos los sentidos.
Ñirehuao
río emblemático de La Patagonia chilena, río pobre de recursos hídricos pero,
“millonario” en hermosos ejemplares de trucha fario.
Impresionante
“corrida” para tres diestros, porque ninguno es zurdo (jajaja), José Luis, José Guti y Eduardo.
Los tres inseparables de pesca, porque siempre nos toca juntos, hemos
disfrutado de una gran jornada de pesca. Es demasiado. Truchas grandes,
peleonas, nos dieron “una guerra” de vértigo y algún ejemplar “devuelto al
corral” porque había que perdonarles que no saliesen del agua y que se quedasen
con la mosca. Demasiado bonito para parecer cierto.

Curiosamente,
no ha ocurrido lo mismo con el otro grupo: Lachis, Benito y Marcos que se
fueron al río más hermoso y con los paisajes más bonitos de La Patagonia, el
río Paloma pero, la situación de pesca ha sido la “otra cara de la moneda”. Una
pena que demuestra que, un día se pesca de maravilla y, al siguiente, todo lo
contrario. Una pena pero así es la pesca.
Pese
a todo, sacaron truchas, aunque pocas para un río tan bueno en recursos como en
la belleza que le rodea. Lachis se entonó. Benito, consiguió grandes ejemplares
y Marcos, que llegó hasta un lago de aguas azules turquesa conocido por El
Desierto, el anterior al lago Paloma, aunque consiguió buenos ejemplares tuvo
“la pena” en forma de motora fueraborda que subía hacía el lago metiendo mucho
ruido y moviendo las aguas zozobrando la paz que estábamos respirando junto al
aire puro, fastidiándole la parte final de la pesca. 
Los otros tres componentes de la expedición leonesa, Molleda, Frutos y Goyo, se fueron a La Tapera a pescar cuatro días y como no existen las comunicaciones salvo cuando la señal llega a la población por escasos momentos, poco supimos hasta que llegaron otra vez a la “civilización” donde estaba nuestro “cuartel general”, en las cabañas del “tío Edilio”.










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