LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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martes, 26 de enero de 2021

VILLAFELIZ, el coto leonés del río Luna que todos quieren pescar…


El coto con más y mejor trucha de la provincia leonesa

Las Cuevas, La Calderina, La Herrera o la tabla del guarda, el campamento…


Y a estas alturas de elección de cotos, ya está AGOTADO

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

        

En mi RINCÓN FAVORITO traemos el coto de VILLAFELIZ, en el río Luna (León)  que es, sin lugar a dudas, el mejor coto de la provincia de León, al menos hoy por hoy. Las estadísticas oficiales así lo demuestran porque su ocupación anual es del cien por cien. Seis años llevo sin poder pescarlo y para 2021 SE HA AGOTADO el primer día de elección.


El coto de Villafeliz es un coto de montaña con una gran cantidad y calidad de truchas. El pescador que acude a pescarlo tiene asegurado el disfrute y la tensión de "la picada" constantemente en su caña. ¡Una gozada!

Este coto se recuperó de una forma sensacional después de que la enfermedad de la Saprolegnia azotase sus aguas a finales del siglo pasado, vamos, allá por 1990 ya hace unos cuantos años.     



Villafeliz
es el primer pueblo de Babia si nos dirigimos procedentes de la capital leonesa. Lo habitan unos 20 vecinos, más o menos, como en la mayoría de los pueblos de la zona, a excepción de Torrebarrio y San Emiliano, que tiene mayor población.

A Villafeliz le llaman, cariñosamente, el pueblo de las dos mentiras. Según dicen: “ni es villa, ni es feliz”. Tienen razón en lo primera, la segunda parte es para discutirla, más en época estival con los muchos veraneantes que rebosan alegría y felicidad constante. Cuando no es feliz es en el invierno, ya que la tristeza se apodera de sus gentes. Esa tristeza se llama, soledad y mal tiempo que se convierte principalmente en nieve que cubre todo el valle y las montañas. Esa nieve se convierte en riqueza para los lugareños cuando llega la primavera.


Villafeliz vive principalmente de su ganado y las tierras, siendo lugar de tránsito para muchos visitantes, principalmente asturianos  y madrileños, que año tras año, llegan en los meses del verano a pasar unas vacaciones con aire puro en la montaña leonesa, la hermosura de sus paisajes y el extraordinario río truchero que es el Luna. Cuando vuelven y repiten es porque se encuentran cómodos y felices.


El valle de Babia es amplio y abierto. Tiene a cada lado  montañas de rocas grisáceas, que se encaraman hacia el cielo. El río Luna nos acompaña en el viaje. Discurre por medio del valle. Unas veces camina lento, y otras el río se hace más vivo. El visitante, en esta zona, llega a embriagarse de un paraje sin igual. ¡Qué hermosa es la montaña leonesa!

Por esto y muchas cosas más VILLAFELIZ es el coto que todo pescador elije en primera instancia a poco que se tengo buen número. Después de unos días de elección, SE AGOTA y eso que ésta temporada han sido conscientes de que sólo se puede elegir dos veces por temporada para que se reparta más entre los aficionados pero, ni así.


ZONAS DE PESCA

El acotado de Villafeliz comienza en Truébano, donde se unen el río Luna y el Torrestío. Allí está Puente Orugo, donde se presencian unas bellas imágenes que calan en la retina. El coto finaliza en el Puente de Abelgas, próximo a Sena de Luna.

Desde una punta a otra del coto, recorremos tramos de río sensacionales.


En la zona alta, al comienzo, se encuentra el puerto de "cemento", así se le conoce. Este puerto produce una tablada amplia, con aguas tranquilas, que tiene mucha trucha. Se encuentra junto a la gasolinera. Más abajo, justo enfrente del pueblo de Villafeliz, el "puerto del Molino", con características muy similares al anterior. Después el río Luna va acompañando a la carretera en dirección a Rabanal. Allí se encuentra una de las tabladas más conocidas por los pescadores, la tabla de "Las Cuevas", con abundante trucha y de buen peso. Este tramo, al estar pegado a la carretera, hace que se auto-vigile, siendo una zona difícil para los furtivos. A continuación otra tablada hermosa, "La Calderina" con la montaña pegada a la otra orilla. Es necesario pescarla desde el lado de la carretera. Llegando a Rabanal está la tabla de "La Herrera", actualmente más conocida por la "Tabla del guarda". Allí próxima está la casa del guarda Antonio, uno de los guardas que fue del coto. Otra de las zonas del río que se vigila por sí misma. Antes de llegar al puente de Abelgas, existe otra buena zona de pesca y, por medio, la tabla de "El campamento".


¿Hay o no hay zonas para pescar en Villafeliz?


La longitud del acotado es aproximadamente de ocho kilómetros, siendo la distancia desde León de 70 kilómetros.

A una y otra orilla del río Luna existen estupendas choperas con hoja frondosa que sirven de cobijo y sombra al pescador. Las praderías de alrededor son de un verde intenso.

En los pueblos próximos al acotado hay ricas huertas con productos para el consumo particular de berzas, patatas, cebollas y lechugas, que tiran para arriba como si “bullesen” del suelo con prisas. Aquí la tierra es muy rica.

El coche se puede dejar junto al puente de Rabanal si se quiere pescar la zona baja e incluso si se desea pescar por el final, en el puente de Abelgas, con buenas zonas para aparcar. En el trozo de carretera antigua a pie de la ermita de Nuestra Señora de Pruneda, si se quiere pescar la zona media.  Aquí donde siempre recuerdo a mis antiguos compañeros de pesca y amigos: Maelín el de Santa Olaja, Pepín y Bagardi, con ellos comencé mi afición a la pesca. Tres hombres que sólo pescaba “a cuerda”

como decían ellos, o mosquito ahogado y leonesa que se dice ahora. Maelín, Ismael José Rodríguez, es de la zona y conocía y conoce el coto como pocos. Aún recuerdo los primeros años que lo pesqué cuando aún, en el pueblo, había panadería. Allí comprábamos la barra de pan de leña, auténticamente de pueblo. Después, acudíamos a tomar el café con orujo a Casa Luis, donde Enrique nos atendía. Ismael, acudía a la cocina a saludar a la madre de éste. Era cuando el bar era bar y tenía un pequeño comedor a mano derecha, al entrar donde, en muchas ocasiones comíamos y nos encontrábamos con Chencho, Juan Florencio Pérez, mi compañero periodista y el Magistrado Juez, José Rodríguez Quirós, amigo de Ismael. Qué tiempos.


El coche, también se puede dejar en la zona superior del coto, después de la gasolinera e incluso en Puente Orugo.

Siempre que puedo pescar el coto, lo suelo deja donde la c
uadra de Enrique o en la zona de la ermita de Pruneda. Desde allí, cruzando la carretera, comenzamos a pescar río Luna arriba, casi desde misma tabla de Rabanal hacia La Calderina. Desde allí, a Villafeliz, a la altura de la cuadra de Enrique para después volver por la carretera de nuevo al coche.

Estoy soñando despierto aunque verdaderamente es mi memoria que me relato lo vividos en VILLAFELIZ hace unos años cuando lo pesqué por última vez con mis compañeros. Ese día, nos encontramos sólo con otro pescador al que habíamos observado en la tabla de Rabanal pescando cuando llegábamos con el coche.

Nos adelantamos un buen tramo, más de 200 metros para dejar esa zona libre al pescador que subía de Rabanal.

Nos pusimos a pescar y no dejamos de sacar buenas truchas. Cada lance era sinónimo de trucha y buenos ejemplares. Curiosamente, la alegría duró poco más de tres cuartos de hora. Observamos que el pescador de la tabla de Rabanal nos adelantaba a José Luis y a mí. Nos saludamos y le dejamos tirar para arriba. Después de un cuarto de hora de espera, continuamos pescando, aunque no era igual.

Pasada La Calderina comprobamos que el pescador se había marchado hacia Rabanal por la carretera. Fue cuando decidimos pescar desde el pequeño puerto hacia la cuadra de Enrique, en el mismo pueblo de Villafeliz. Otra auténtica gozada.

Recuerdo que fue una jornada inolvidable y aunque tarde otros cinco años en pescar el coto, volveré a esa zona para pescar lo que más conozco. Disfrutamos de lo lindo.


Comimos en el comedor del Restaurante García, en Villasecino donde siempre encontramos a algunos amigos pescadores y donde recuerdo lo contado en el primer pregón de Guy Roques, en la Semana y la anécdota cuando fue a pagar y no tenía la cartera.

Una jornada completa y emocionante. Villafeliz, espérame siempre.

martes, 19 de enero de 2021

LOS ANCARES, A CABALLO ENTRE GALICIA Y LEÓN…

 

RÍO ANCARES: privilegio del ayer, hoy y mañana...

 

CANDÍN, un coto para aventureros         

 

Texto y fotos Eduardo García Carmona

 


Los Ancares leoneses son un sueño del ayer que hoy, todavía, se puede palpar. Es un lugar de la geografía leonesa donde el tiempo parece que se ha parado para disfrute de muchos que no han conocido el ayer de estos lares, que parecen estar presentes, aún, hoy.

Hablar de los Ancares en León, es hablar de una zona donde la montaña está unida a la vida familiar. Es referirse a un sin vivir de los adelantos en el tiempo, es conocer el ayer que tan sólo es comparable con los Ancares lucenses. Unos sin otros no serían Ancares.

Otra cosa distinta es el río Ancares. Este es leonés hasta la médula. Los otros Ancares también tienen el suyo.

El río Ancares nace a casi 2.000 metros de altura, 1.960 concretamente. Lo hace al pie del pico Miravalles, cerca de Suarbol y Balouta y desaparece, como tal, cuando entrega sus aguas al río Cúa, diez kilómetros antes de llegar a Cacabelos.


A un lado y otro del curso de este río se enclavan diversas localidades. Ocho en total y cuya capitalidad es Candín, nombre que toma, también, el único tramo acotado del río. Pasado el Puerto de Lumera, el río Ancares se abre hacia San Martín de Moreda y Valle de Finolledo, dejando a un lado a Vega de Espinareda y Villar de Otero.



El paisaje de este valle es único, sus pueblos y sus gentes son de leyenda y entre sus bosques habita una fauna sin  igual. Desde las humildes lagartijas y lagartos, a las salamandras, sapos, desmanes y nutrias, que todavía las hay y en buen número. Lechuzas, mochuelos, alimoches, milanos o buitres. Perdices y becadas. Urogallos, jabalíes, lobos y osos... pero sobre todo, “la reina del río”, la singular pintona que puebla las aguas de este río, meciéndose entre sinfonías de colores, entre las piedras de pizarra y rocas del curso del Ancares, entre la paz, el silencio y la tranquilidad de esta zona, pueblan este río cristalino y puro.

Y como reflejo de la detención del tiempo se asoman las pallozas, esas construcciones típicas ancaresas, sorpresas para un paisaje mítico, pero real y donde sus techos son de paja, aunque ya los menos. Pallozas para todos los usos: vivienda, cuadra, pajar... Pallozas donde el olor al ganado se perdía con los buenos pucheros, las filloas, freixoes, las castañas asadas o el exquisito embutido casero basándose en carne de corzo y cerdo, la excelente cecina o los chorizos de cabra.

Hablar de pesca en la zona alta del río Ancares es hacer posible lo que parece imposible. El pescador deberá ser muy mañoso con la caña corta, la cucharilla o el cebo. El curso es escaso, en época estival, pero abundante y bullicioso en invierno y primavera, donde los deshielos de las cumbres próximas hacen, prácticamente,  imposible el arte de la pesca como lo conocemos hoy. Otro cantar son los lugareños.

Sólo a partir de Tejedo de Ancares, algo,  y hasta llegar a Pereda de Ancares, se puede pescar con mejor suerte. La situación cambia. El río es más agradecido para el aficionado y las oportunidades de lace se hacen posibles. Otra cosa es conseguir una trucha de 21 centímetros, como dictan las normas.

Después, llegamos a Candín, con salidas a Suertes y Espinareda.

 

CANDÍN UN COTO PARA AVENTUREROS

Ir a pescar al coto de Candín, es llegar al “cielo”. La belleza natural que rodea al aficionado, que haya elegido este tramo para practicar el lance, es de auténtica “película”. Candín es un coto especial para gente sin complejos, amante del


riesgo y la aventura. Esos aficionados se encontrarán en la “gloria”. Además de gozar del entorno, seguro también, sabrán disfrutar de una jornada de pesca aventurera, por lo difícil que resulta poder pescar. Existen algunas zonas cerradas donde parece, talmente, que la mano humana todavía no ha tocado. Las truchas se encuentran cómodas y poco molestadas. Es fácil conseguir estar en  tensión todo el día, a poco que acompañe el tiempo y el agua. Las truchas toman el señuelo con alegría y ganas. Esto hace que el pescador consiga muchos ejemplares, aunque pocos de la medida. No tiene mayor importancia, al fin y al cabo, el buen aficionado acude a este coto a gozar pescando, no llevando.

Significarles que he pescado con unas efémeras, con cerco gris claro, con cuerpo anaranjado y otras con cuerpo salmón claro, que me han dado un excelente resultado. He usado, también, emergentes del mismo tipo, aunque la que mejor resultado me dio fue una de color negro, con pluma gris, casi blanquecina, en el abdomen y cercos gris clarito.

 ACCESOS Y LÍMITES DEL COTO

No es fácil la carretera para llegar a pescar en el río Ancares y en este tramo acotado.

El coto tiene una longitud de 6 kilómetros (5,780 Kms.) y está comprendido entre dos ríos: Cuiña y de la Vega, que forman el Ancares a la altura de la localidad de Candín; y dos puentes: el Puente de Pereda de Ancares (límite superior), y el de Villarbón (límite inferior), por medio, una central eléctrica.

La distancia, desde León capital, llega a los 160 kilómetros, por eso es un tramo donde la afluencia mayor de pescadores llega de la zona del Bierzo, más próxima.

La principal vía de acceso es León, Astorga, Ponferrada, Vega de Espinareda, Candín, Pereda de Ancares. Desde Astorga a Ponferrada, existe autovía,  pero desde aquí hasta Vega de Espinareda la carretera se complica, pero merece la pena.

 

ZONAS DE PESCA      

Se trata de un río de muy poca anchura, no llega a los 8 metros, con abundante vegetación en sus orillas, que dificulta especialmente el lance largo. Sólo se puede pescar con lances cortos y a cucharilla o mosquito ahogado pero con tres moscas máximo, con caña corta.

El curso del río está formado por abundante roca, tipo pizarra, que hacen que el agua aporte pocos minerales a las truchas, lo que hace retrasar su crecimiento. Una trucha, en el Ancares, para llegar a ser adulta y dar la talla exigida por la Administración, ha de tener 4 años. Esto hace que las truchas de este coto, aunque pequeñas, tiran muy fuerte.

Las aguas son cristalinas y muy frías, incluso en verano. Bajan rápidas desde la montaña de Miravalles y el puerto de Ancares, formando el río Cuiña y el arroyo de La Vega, que después dan vida al río Ancares. Prácticamente no existe contaminación en la zona. Todo esto hace posible que más que un tramo acotado, Candín sea una auténtica piscifactoría natural.

Indicar alguna zona idónea para pescar en este coto es aventurarse demasiado. El pescador que elija Candín, debe tener muy en cuenta lo que elige. Una vez allí sólo hay que tener ganas de pescar y gozar, pero con todas las trabas de la naturaleza. Cada uno puede sortear las dificultades como pueda.


La única recomendación posible es pescar el tramo final del acotado, antes de llegar al puente de Villarbón, aguas abajo de la central eléctrica, o el tramo que está por encima de esta. Aquí se encuentran las mejores tablas.

domingo, 10 de enero de 2021

RECUERDOS DEL AYER: Chile

TRES PESCADORES para el río ÑIREHUAO ALTO, TRES para el río PALOMA y otros tres para  La Tapera...   


La delicia de pescar en La Patagonia Chilena

Pesca y amistad unida en una expedición de nueve amigos leoneses


 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

Con la llegada del “nuevo año” y la desgraciada de la pandemia que sufre el mundo con el COVID-19, es bueno volver la memoria atrás para recordar a los muchos que no están y , a los que afortunadamente aún pueden disfrutar contando lo que fue un poco “el ayer”.


Así las cosas, en Pescamona51 y el segundo blog DÓNDE Y CÓMO PESCAR queremos acercarles a una de las muchas jornadas que disfrutamos, Benito Lozano y su hijo, Marcos, Rodrigo Núñez “Lachis”, José Gutiérrez “Guti”, José Luis Méndez, Paco Frutos, Víctor Molleda, Goyo Hernando y quien esto escribe. Fueron doce jornadas de pesca y 15 días de viaje a tierras de Chile donde nos encontramos con una naturaleza ideal, aunque cada año menos pero,  aún bastante bien conservada y donde los ríos tienen vida, mucha vida y ofrecen momentos de pesca y disfrute muy interesantes junto a “fracasos” inesperados. Es lo que siempre nos ha ocurrido en tres veces que he acudido a La Patagonia chilena.


La jornada que les relato fue vivida en 2019, hace dos años, y fue excepcional en todos los sentidos.


EL ÑIREHUAO DEL ALMA, UN RÍO INCREÍBLE

Ñirehuao río emblemático de La Patagonia chilena, río pobre de recursos hídricos pero, “millonario” en hermosos ejemplares de trucha fario.

Impresionante “corrida” para tres diestros, porque ninguno es zurdo (jajaja), José Luis, José Guti y Eduardo. Los tres inseparables de pesca, porque siempre nos toca juntos, hemos disfrutado de una gran jornada de pesca. Es demasiado. Truchas grandes, peleonas, nos dieron “una guerra” de vértigo y algún ejemplar “devuelto al corral” porque había que perdonarles que no saliesen del agua y que se quedasen con la mosca. Demasiado bonito para parecer cierto.


Es fácil decir que pescamos más de 150 truchas entre los tres pero, nos quedamos cortos, quizás. Lo importante es que todas quedaron para “criar” y hacer disfrutar a muchos pescadores más que vengan por detrás otro día. Ha sido un placer.


Curiosamente, no ha ocurrido lo mismo con el otro grupo: Lachis, Benito y Marcos que se fueron al río más hermoso y con los paisajes más bonitos de La Patagonia, el río Paloma pero, la situación de pesca ha sido la “otra cara de la moneda”. Una pena que demuestra que, un día se pesca de maravilla y, al siguiente, todo lo contrario. Una pena pero así es la pesca.


Pese a todo, sacaron truchas, aunque pocas para un río tan bueno en recursos como en la belleza que le rodea. Lachis se entonó. Benito, consiguió grandes ejemplares y Marcos, que llegó hasta un lago de aguas azules turquesa conocido por El Desierto, el anterior al lago Paloma, aunque consiguió buenos ejemplares tuvo “la pena” en forma de motora fueraborda que subía hacía el lago metiendo mucho ruido y moviendo las aguas zozobrando la paz que estábamos respirando junto al aire puro, fastidiándole la parte final de la pesca.  


Y LA TAPERA PARA FRUTOS, GOYO Y MOLLEDA


Los otros tres componentes de la expedición leonesa, Molleda, Frutos y Goyo, se fueron a La Tapera a pescar cuatro días y como no existen las comunicaciones salvo cuando la señal llega a la población por escasos momentos, poco supimos hasta que llegaron otra vez a la “civilización” donde estaba nuestro “cuartel general”, en las cabañas del “tío Edilio”. 


Seguro que disfrutaron de lo lindo y comieron de maravilla en casa de Aníbal y Wirma donde fueron obsequiados con un cordero a la brasa, estilo chileno, como lo hicieron con nosotros unos días antes.