LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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lunes, 13 de octubre de 2025

El 19 de Octubre finaliza la temporada de pesca en Castilla y León con una "seudo Semana Internacional" que ha ido a menos...


El 19 de Octubre finaliza la temporada de pesca en Castilla y León en los tramos regulados


Ha sido una temporada buena, pese a la escasez de agua en los tramos finales del verano y muy buena en los ríos regulados


Lo peor de la temporada
LA SEMANA INTERNACIONAL DE LA TRUCHA DE LEÓN que no es semana, ni es nada


Texto y fotos: Eduardo García Carmona


La temporada de pesca llega a su fin en la Comunidad Autónoma de Castilla y León si bien la regular finalizó el 31 de julio, se prolongó en algunos tramos hasta el 31 de agosto, mientras que en los ríos regulados se "baja el telón" el 19 de octubre.


Ha sido una temporada buena, pese a la escasez de agua en los tramos finales del verano en los ríos de montaña y muy buena en los ríos regulados en términos generales.

Se ha notado bajón de ejemplares, según los aficionados, en algunos tramos de pesca regulados caso de cotos como

Villafeliz, El Castillo, Felmín o Tolibia que, pese a haber pasado esta temporada a pesca sin muerte, han mermado el número de capturas.

Los aficionados cada temporada acuden más a los tramos libres de pesca y llegan a comentar que hay más ejemplares que en las zonas acotadas. Curioso, ¿no?

Habrá que esperar al último domingo de marzo de 2026 si es que no se pueden aprovechar los días que restan.


Lo peor ha sido La Semana Internacional de la Trucha de León que, "ni es semana, ni es nada".

Se han cargado una SEMANA INTERNACIONAL
después de 54 ediciones con el formato TRADICIONAL que daba nombre a

León y su provincia, para realizar UNA PACHANGA en la que han participado no más de 50 pescadores entre
los que no hubo extranjeros, prácticamente, y ha tenido que ser un Consejero de Medio Ambiente leonés, quien se la "cargase" cuando más medios y dinero había "en caja". Qué pena.

A quien se le ocurre quitarla del mes de junio, el mejor mes para pescar y conocer León y provincia. En la SEMANA TRADICIONAL participaban más de 300 pescadores entre fase concurso y libre y la tenido que pasar al mes de Octubre y "por etapas" para finalizar cargándosela.


Por cierto, lo único decente el pregón del campeón PABLO CASTRO PINOS pero, encima le hacen pregonar el último día cuando siempre se inauguraba la "SEMANA" con el pregón, que es lo normal.

Allá ellos.

Ahora, a esperar la SOLICITUD DE COTOS para entrar en el sorteo de 2026, solicitud que se podrá realizar a partir del mes de diciembre.


jueves, 9 de octubre de 2025

La otra pesca: carpas y carpines...

 Mis primeras carpas y carpínes…


En 1953 la Carpa Royal es introducida por el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza, en el embalse de Encinarejo de Andújar  Las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) (Jaén) y en Las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real)

 

Texto y fotos: Eduardo García Carmona

 

La pesca de la carpa común o royal y del carpín dorado o anaranjado, en Canarias, es una gran desconocida para la gran mayoría de los aficionados isleños. Sabedor de que algunos se dedican a pescarla en los embalses que existen en el centro y sur de Gran Canaria como los de Soria, Chira, Las Niñas e incluso otros más pequeños como el de Los Pérez, me dispuse a realizar una prueba intentando pescarlos, además de a cebo,  a mosca y estreamer.

He pescado carpas una vez en mi vida. Fue en tierras leonesas, concretamente en El Bierzo, y para


informar en el periódico local, Diario de León, donde colaboraba en temas de pesca especialmente de trucha común que allí es un auténtico furor con casi 50.000 licencias de aficionados. Se celebraba en la localidad de Santa Marina del Sil el anual Festival de la Carpa que organizaba el Centro de Iniciativas Turísticas de aquella localidad, con Ángel González a la cabeza, y al que siempre acudía “la voz de oro” de la radio española, Luís del Olmo Marote.


Aquel día de verano, en el embalse de Bárcena, jamás lo podré olvidar. Son muchos los motivos, pero especialmente uno: el ganador de concurso lo hizo con un único ejemplar pescado entre 50 participantes. Creo que fue el peor año de los muchos que llevaba celebrándose el festival de exaltación a este pez en Santa Marina del Sil.

Mis dos compañeros de aventura, Juan Moreno Tascón y Gerardo García Merino al igual que yo lo probamos todo con tal de sacar alguna carpa pero, no entraron ni siquiera a “higos” recién cogidos de una higuera próxima. Desde entonces mis cañas nunca más sirvieron para intentar pescar este pez, ni allí, ni en ningún otro lugar, hasta que llegué a la isla de Gran Canaria.

En los ocho años que estuve viviendo en las islas afortunadas he pescado un poco de todo: viejas, sargos, besugos, jureles y mil especies más que existen en las aguas que rodean esta isla. Me estoy animando a acudir a otras como El Hierro y Fuerteventura, de las que me hablan maravillas. No me olvido, ni olvidaré, a mis ríos de León y a la “singular pintona”, la reina de aquellas aguas. Curiosamente, resulta que del agua dulce pasé al agua salada y como si el agua dulce me persiguiese he vuelto a pescar en ellas aunque no en un río, si no en el embalse de Los Pérez, de la Comunidad de Regantes del Norte de Gran Canaria, situado en un lugar con una naturaleza espléndida, llena de vida y color.

El mar se puede ver desde la zona de la cumbre, en la que nos encontramos, montaña y pinar que nos adentra en el océano abriéndose al valle de Agaete entre riscos y montañas volcánicas, entre desniveles increíbles que producen vértigo, entre pinares que invaden con su presencia y aroma, la vista y el olfato. Es el pinar de Tamadaba que fue sustento para moradores de estos lares y devoción con “La rama” o “enramá”, como la llaman en otros lugares de la península, para las gentes del valle de Agaete el día de la fiesta grande. La fiesta de La rama se celebra a primeros del mes de Agosto. Se trata de uno de los más claros ejemplos de fiesta aborigen de la isla. Todo gira sobre  el mito del agua y el sexo. Los guanches  pedían agua y fertilidad al cielo bajando desde el pinar de Tamadaba ramas que llevaban hasta el mar golpeándolas contra las aguas, al ritmo de música y baile. Esta fiesta congrega a miles de canarios llegados, incluso de otras islas.

Más allá del pinar y el valle, aguas adentro del Atlántico, entre nubes, casi palpamos el Teide, ¡alucinante! La isla de Tenerife, en días claros, está a “tiro de piedra”. En barco se llega en 60 minutos. Con la imaginación y la vista, en segundos.

La carpa común o royal y carpín dorado o anaranjado es lo que menos esperaba encontrarme en Gran Canaria. Tampoco podía salir del asombro cuando mi amigo Arcadio, de Agaete, me llevó a conocer la montaña próxima a esta localidad, o como dicen aquí: la cumbre y el pinar de Tamadaba, que se encuentra a 1.444 metros de altitud. Una carretera empinada y estrecha como la mayoría de las carreteras de montaña de la península. Curvas y más curvas y, al final, un pequeño embalse seguido de otro, por encima de éste.


La mayor sorpresa fue comprobar, desde el muro del embalse, una procesión de peces, de gran tamaño, navegando por la orilla derecha. ¡Son carpas, son carpas! Carpas y de un tamaño que podían rondar los 2 y 3 kilos.

Realizadas las pertinentes gestiones en el servicio de pesca canario para tener licencia de pesca en regla, nos lanzamos a la aventura de la carpa.

Primero había que conocer a nuestros protagonistas: carpa y carpín, por lo que había que documentarse y me encontré sorpresas interesantes.


El primer documento de piscicultura referente a la carpa
, data del año 460 antes de Cristo y se debe a un asiático, Fan Li. Según éste, la población de carpa se concentraba en las áreas del Mar Caspio, Mar Negro, Mar Aral, zona del Danubio y Asia. La carpa, en Europa se introdujo en los siglos XII y XIII. Existe una referencia, de Alejandro Magno, que data del año 1260. El primer tratado sobre carpicultura específica es de 1547, debido a Janus Dubravius.


En España la carpa fue introducida por los romanos pero no es hasta 1953 cuando la Carpa Royal es introducida por el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza, en el embalse de Encinarejo de Andújar (Jaén) y en Las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real), donde se soltaron 1.000  y 20.000 alevines, respectivamente, procedentes de la piscifactoría existente en Aranjuez. Años posteriores, hasta 1963, se fueron repoblando aguas de diversos ríos y embalses de Madrid, Lérida, Valencia, Zaragoza, Ávila, Albacete, Granada, Cuenca, Córdoba, Cáceres, Málaga y Guadalajara. En las Islas Canarias, fue en 1963 cuando se soltaron 10.000 alevines, en los diversos embalses existentes, aclimatándose muy bien, pese a los rangos de pH en las aguas que oscila entre los 5º y 9º, niveles más bien bajos.

Sobre los cebos idóneos para pescar la carpa, poco hay escrito. Cada pescador tiene su cebo favorito y según la zona de la península o las islas Canarias, se utilizan unos u otros. Hemos probado pescarlas a mosca, aunque lo normal es hacerlo con maíz, patata cocida sola o cocida con anís, patata cocida con azafrán, trigo, pan, todo tipo de peces pequeños, boquerones, gobios, colas de cangrejo, hígado freso…un rosario de diferentes cebos y a todos entran.


La carpa capturada de mayor tamaño, en España, de la que se tiene referencia, fue un ejemplar de 32 Kilos
, pescado en el embalse de Santillana (Madrid), en 1981 y otra de 30 kilos en la presa El Molinillo, en Ciudad Real, el mismo año. Ejemplares de 20, 21 y 22 kilos, respectivamente, fueron capturados en El Vellón (Madrid), río Bullarque (Ciudad Real) y Colmenar Viejo (Madrid).


Aunque en nuestro país no se explota comercialmente la producción de carpa destinada al consumo alimentario, en otros países europeos la carpa forma parte importante de la alimentación. Mientras en Gran Bretaña se producen unas 30 toneladas anuales, en Chequia se producen 16.000 toneladas y en Ucrania 44.000 toneladas, estando la carpa presente en la dieta diaria de sus pobladores.

Del carpín dorado o anaranjado se tienen menos referencias. También procede de Asia y se encuentra en aguas de todo el mundo.

Existen multitud de variedades ornamentales de diferentes formas y colores, si bien como pez pescable, la primera referencia data 1758.


El carpín pertenece a la familia de los ciprínidos  y se caracteriza por ser un pez que se puede reproducir sin la intervención del macho.

Este pez, al igual que la carpa, vive en aguas estancadas o de corrientes débiles, en remansos de ríos, charcas, embalses y lagos. Prefiere fondos cenagosos y abundante vegetación sumergida. Es muy resistente a las temperaturas elevadas del agua y la escasez de oxígeno.


El tamaño del carpín difiere notablemente de la carpa Royal. Lo normal es conseguir ejemplares de 20 a 30 centímetros, aunque también se han conseguido algunos de hasta 50 centímetros, con pesos que rondan los 4 y 5 kilos, en la Comunidad Valenciana.

En la jornada de pesca que les relato, he intentado pescar con tres moscas diferentes: estreamer de color naranja, poco plomado; tricóptero  confeccionado con pelo de ciervo y una mosca común, especialmente confeccionada para esta ocasión por el montador y amigo, Paco Redondo,  de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), formaban la terna  o banco de pruebas para pescar carpas en Canarias. Lo intenté de todas las formas: individualmente, por parejas y en trío con boya. No hubo manera de engañar a las carpas o los carpines.

A fondo, dejando bajar el estreamer y manteniéndolo con pequeños movimientos o tironcillos. Con estreamer y tricóptero, uno a fondo y el otro por encima, a unos 50 centímetros. Tampoco. A imitación de mosca común, flotando. Menos. Las tres moscas juntas, formando una cuerda donde el estreamer era el rastro sumergido. Menos aún.

Después de tanta probatura y tan poco éxito, el tedio pudo conmigo viendo como mi compañero de pesca, Daniel González sacaba con cebo de maíz cocido, una tras otra y, también, carpines. Cansado de hacerle fotos decidí cambiarme al cebo maíz.


Reconozco que he practicado poco la pesca a cebo y que no soy “devoto” de su práctica pero, enganchar los granos de maíz en el anzuelo no tiene mayor historia.

Desde la orilla de embalse, Dani me anima. Me deja libre el recodo donde él se encontraba pescando y decido probar suerte.


Una bandada de patos aterrizó a nuestro lado quitándonos la paz que reinaba en una naturaleza sin par. Curiosamente, lo que parecían patos salvajes en la distancia eran patos de granja. Pese a asustar a las aves acuáticas de allí no se movían por lo que decidimos seguir pescando. Según lanzábamos el cebo y al caer en el agua el señalizador, los patos acudían a su encuentro una y otra vez. Un suplicio. Decidimos darles lo que pedían, cortando de la barra de pan de nuestra merienda, un trozo y lanzándoselo al agua en dirección contraria a la que nos encontramos pescando. Mano de santo.

En lugar de engodar la zona de pesca, lo hacíamos para que los patos nos dejasen pescar. Así fue como pude conseguir mis primeros ejemplares de carpas y carpines.

Cuando la carpa toma el señuelo los tirones son secos y continuos. Cuando el señalizador se hunde completamente, un simple giro de muñeca hacia arriba y la pieza queda enganchada al anzuelo. La primera sacudida es la que más se nota. El pez intenta meterse hacia el fondo del embalse. Busca refugio, aunque poco puede hacer ante un buen carrete e hilo del 28. Cuando la carpa está próxima a la orilla y las piedras o maleza están próximas, el pez vuelve a intentar soltarse. Es el final de la lucha.


Cuando toco escama, nunca mejor expresado, compruebo la mucosidad o babilla que rodea el cuerpo de este pez. Las escamas son grandes y estas están irregularmente repartidas en su cuerpo, encontrándose el mayor número de ellas en la zona del lomo. Son escamas grandes, fuertes y cortantes pese a que el ejemplar no era de proporciones exageradas. Me imagino como pueden ser si la carpa pesase alrededor de los 20 kilos o más. Vamos, habría que cogerla con guantes especiales.


Destrabado el anzuelo, el pez vuelve al agua verdosa-amarronada el embalse de Los Pérez.

Mientras comemos la merienda y los patos nos persiguen en busca de alimento, dejamos las cañas pescar solas. Poco nos dejan degustar la tortilla  de patata porque una caña está con el puntero doblado hacia el agua. Los tirones se suceden. Hay que acudir a la carrera para sujetarla y que no caiga al agua. Primeros


tirones y poco más. Cuando el pez está subiendo hacia la superficie, compruebo que se trata de un carpín de color anaranjado chillón, de barriga panzuda y de cortas dimensiones. La cola es de color blanquecino y tiene algunas manchas en el resto de aletas. Las anteriormente conseguidas eran de color anaranjado homogéneo, sin manchas blancas.


Saboreamos la merienda y tras seguir disfrutando un buen rato más, decidimos volver a casa. Satisfechos y sorprendidos a la vez que encantados con una jornada de pesca en agua dulce que no nos podíamos haber imaginado con anterioridad en la isla de Gran Canaria.

Había que doctorarse en la pesca de carpas y carpines y tuvo que ser en Canarias, que le vamos a hacer.