LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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lunes, 5 de abril de 2010

Coto del río Cea, en tierra de nobles e hidalgos...


Entre páramo, campiña y vega discurre el río Cea



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Texto y fotos: Eduardo García Carmona
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El río Cea nace a más de 1.000 metros de altura, en los montes limítrofes con Cistierna y Llama de la Guzpeña, casi en la provincia de Palencia.
Siguiendo el curso del alto Cea, nos encontraremos con un amplio robledal y tierras de labor regadas por el curso de otro río o arroyo de nombre Peñacorada, topónimo que también se da a la montaña más singular de la comarca de Cistierna. Es la primera aportación importante a un disminuido caudal de una fuente de montaña que, unos kilómetros más adelante, bajando de la zona del monte de Riocamba, recibirá las aportaciones más importantes de caudal de todo su trayecto. Se trata de los arroyos de Valcuende, Tapiales y Rebedul, así como del buen caudal del río Camba.
A pesar de su homogeneidad aparente, las tierras por donde camina este río van desde el páramo más cruel de antaño, con importantes zonas de terrazas, hasta la campiña más ondulada, con valles abiertos y una vega rica en la zona más baja. Eso sí, el color ocre de su tierra y suelo arcilloso predomina a lo largo de todo su curso cuando se despide de la montaña.
Si las salgueras y chopos son los árboles que saludan al viajero río Cea, no podemos olvidarnos de los robledales y pinares existentes, predominando como enclave natural más destacado de la comarca el singular melojar de Valdefuentes.
La tierra arcillosa es la mejor materia natural para la formalización de lagos, lagunas y zonas húmedas que abundan en El Burgo Ranero, de ahí su apellido, en Villamizar o Villamuñío. Algunas con protección especial por su importancia ecológica, como las de Joarilla de las Matas.
Los primeros pasos del Cea, hasta llegar a Almanza, son torpes como los de un niño cuando aprende a caminar, presentando, además muchas dificultades orográficas, con abundante vegetación de orilla que cierra el paso. Es rico en trucha fina, pero muy huidiza al tener el río poco caudal y escasa anchura. Para practicar la pesca es complicado, aunque los lugareños saben bien donde conseguir ejemplares. Alguna que otra rasera, pero especialmente los pozos, son los mejores lugares para practicar. Aquí se encuentra el único tramo acotado del río, del que nos ocuparemos más adelante
Pasando Cebanico, donde el Cea recibe la aportación del Peñacorada, llegamos a La Riba, desde aquí y hasta Mondreganes el Cea presenta una de sus mejores zonas libres de pesca. La amplia vegetación de las orillas y la flora acuícola protegen a las “pintonas”, encontrando un refugio ideal para la procreación, año tras año. Un kilómetro antes del puente de Mondreganes queda delimitada la mejor zona libre del río, o al menos la más visitada por los pescadores, que a veces no quiere decir que sea mejor.

EL COTO DEL CEA... ese gran desconocido

El río Cea es uno de los más importantes reductos o paraíso natural para la trucha común. Este río posee un acotado ignorado por muchos pescadores pero, sin lugar a dudas, es uno de los más trucheros y con mayores defensas naturales. Este tramo acotado es de los pocos que existen en nuestra provincia, donde el hábitat arropa y cuida el subsistir de la trucha dándole refugio casi inalcanzable para el humano, pese a la disminución alarmante de caudal durante el verano. Es difícil, incómodo y a veces impracticable para pescar, pero ahí radica su encanto. Es coto para "pescadores" que sepan aprovecharlo y gozar en sus aguas.
Son muchos los tramos donde es casi imposible el acceso directo al río, incluso en verano cuando las aguas son más bien escasas. La naturaleza es tan sabia que el curso del río forma, cada pocos metros, grandes pozos donde casi no se puede entrar. Es aquí donde “la reina de nuestros ríos” tiene uno de los últimos refugios de nuestra provincia. Las aguas se encuentran franqueadas por maleza, arbustos, todo tipo de vegetación y zarzas, cerrando el hueco del curso fluvial. Seguirá siendo así mientras los humanos se olviden de meter máquinas para destrozar el entorno de este paraíso, como ha ocurrido en otros de nuestra geografía provincial.

CÓMO PESCAR

Las dificultades orográficas existentes hacen muy difícil el arte de la pesca a caña. No es recomendado para principiantes y amigos de lo fácil. Existen zonas abiertas donde se puede practicar la pesca con mayor comodidad.
Se recomienda pescar a cucharilla. A este arte se obtienen buenas capturas, aunque hay que saber manejarla hábilmente para no dejarla en las ramas de los árboles y malezas, que tapan las orillas del río.
La pesca a mosquito ahogado trabajándola bien, da buenos resultados y se hace muy bella para el aficionado que tenga arte en el manejo de caña y el lance. Se aconseja pescar con caña corta y pocos mosquitos en la cuerda, dos o tres al máximo.
En verano se recomienda pescar con una saltona, un carne y un salmón, sin rastro y siempre haciéndolo aguas arriba.
El arte que mejores resultados da es la mosca seca, sobre todo si se sabe manejar bien la cola de rata y no se “patea”el río. Por lo general las aguas bajan claras y la trucha se espanta con facilidad.
La anchura del río no pasa de los cinco metros en muchos casos, aunque en otros tramos, los menos, llega a diez metros.

MEJORES ZONAS DE PESCA

Las mejores zonas de pesca se encuentran en el comienzo, desde Carrizal a Villamorisca. Desde Quintanilla de Almanza al final del coto, también existen tablas con aguas rápidas y otras donde se remansan. Hay buenas caídas, raseras y pozos. Aquí se puede pescar a cualquiera de los artes permitidos, con garantía de éxito. Los "serenos" suelen ser muy buenos. Las saltonas hacen estragos.
La zona con mayores complicaciones para el pescador, se encuentra entre Villamorisca y Quintanilla de Almanza, donde el río se cierra totalmente, encontrando el aficionado pocos lugares para el lance, al menos a mosquito ahogado y mosca seca. Aquí el arte a practicar es la cucharilla. Llegando ya al puente de Quintanilla, se encuentran tabladas donde realizar más cómoda la tirada. El pescador puede quedar maravillado, a la caída de la tarde, al comprobar la ebullición constante de las aguas. ¡Cómo se ceban las truchas en este tramo!
El coto del Cea es una maravilla para el pescador que lo sepa pescar.
La longitud del coto es aproximadamente de unos 6 kilómetros. Existen buenos pasos para cruzar el río de forma natural y varios puentes en la Vega de Almanza, Quintanilla, Villamorisca y Carrizal. A uno y otro lado del río hay hermosas praderas y buenas tierras de cultivo.
Existen lugares para dejar el coche a la misma orilla del río y buenas sombras para cobijarse de los rayos del sol.
El río Cea es un gran desconocido para muchos pescadores leoneses, no así para los palentinos de la zona de Guardo, que disfrutan, por su proximidad, de jornadas de auténtica belleza en contacto con la naturaleza y sienten los portentosos tirones de los buenos ejemplares de trucha común que abundan en sus aguas.

OTRAS ZONAS DE PESCA EN EL RÍO CEA

Hasta Villaverde de Arcayos el interés por la pesca de la trucha persiste, aunque poco a poco se van perdiendo zonas y el río comienza a estar más abierto, atravesando la llanura. Desde aquí y hasta Villaselán y Santa María del Río, el Cea ofrece buenas tablas para el lance, aunque la trucha comienza a escasear. Otras especies comienzan a ser más importante en número que la “reina del río”. Barbos, bogas y lucios compiten por el hábitat, también convive el cangrejo.
Cuando el río saluda el Castillo de Cea y se dirige hacia Villamol, aproximándose a Sahagún, comienza a ganar en caudal, gracias a las aportaciones de los sobrantes de riego. Esta zona, perdida prácticamente hace unos años para la práctica de la pesca, ha vuelto a resurgir y son muchos los aficionados que han vuelto a sonreir gracias a las buenas capturas que se consiguen de lucios y barbos, pero también algún otro buen ejemplar de trucha. Es la zona más amplia y ancha de un río que ofrece un color amarronado a lo largo de todo el año.
Pasando San Pedro de Dueñas y Galleguillos de Campos, el río Cea se despide de la provincia de León y casi se da la mano con otro río que baja en paralelo desde la misma zona de la montaña leonesa: el río Valderaduey.

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