LIBROS PUBLICADOS POR Eduardo García Carmona...

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jueves, 17 de julio de 2008

Valdepiélago, río, montaña, puente y calzada romana...






Un coto “sin muerte”donde el Curueño cobra identidad.







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Texto y fotos: Eduardo García Carmona.
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No cabe la menor duda que cuando las legiones romanas determinaron abrirse camino hacia Asturias por Valdepiélago surcando las aguas del Curueño, pensarían también en la gran riqueza truchera que tienen sus aguas. Había que transportar mercancías y riquezas mineras, especialmente el oro, hasta Asturias. El camino a seguir a través de la montaña, lo indicaba este gran río Curueño, río de las mil y una sinfonías policromáticas que surgen de sus aguas y su paisaje.
Si los romanos eligieron Valdepiélago fue por algo. Es la entrada natural hacia la montaña y punto de unión entre todos los pueblos y aldeas del alto Curueño y la localidad más importante de la zona, La Vecilla.
Los alrededores de Valdepiélago respiran vestigios romanos. La historia así lo cuenta. Valdepiélago, junto con la Vecilla y Tolibia, fue vía importante de las comunicaciones romanas entre León y Asturias. Los productos extraídos en la tierra leonesa, oro y plata, se pasearon durante muchos años por la calzada romana que, paralelamente al río Curueño, todavía se puede localizar. El dificultoso paso natural se volvió artificial, labrado por los leoneses de antaño con sudor y vidas dejadas en las rocas de sus montañas, hasta convertir el trazado sinuoso y peligroso, en vía accesible hacia tierras astures y cántabras. Entre las almenas naturales de este paraje natural, seguro, que son miles las historias de la época y siempre como protagonistas, los romanos y el río Curueño. Este0 es el denominador común, incluso en nuestros días, de esta comarca maravillosa compuesta por el alto y bajo Curueño, lugares de lo más importante en la provincia leonesa en cuanto a la trucha y su pesca se refiere, sin olvidarnos de esos gallos únicos en el mundo, que dan fama a León, por la aplicación maravillosa de sus plumas para la confección de moscas para la pesca deportiva.
En Valdepiélago se respira aire fresco de la montaña mezclado con el olor a brezo, o hierba recién cortada. En Valdepiélago también se huele a trucha. Trucha fina, brava y con un colorido especial, que sólo tiene la del Curueño.
En Valdepiélago el despertar del día se convierte en canción. Qué tendrán estas tierras para desbordar tanta belleza.
No cabe la menor duda, que el terreno que se pisa es también un terreno único. Algo tiene el subsuelo de la comarca para que aquí se críen los mejores pollos y gallos de pluma para la pesca de la trucha. Los gallos crían una textura especial en su pluma, que cuando se les saca de la zona van perdiendo y degenerando. Son varios los criadores que dejan en plena libertad a sus gallos, para remozándose en sus praderías y con el aire y agua de la montaña, ofrecer su mejor plumaje, pleno de colorido, brillantez y calidad, que llegan a confundirse con la belleza natural del paisaje de la zona.
Valdepiélago es también un importante coto truchero con recodos y rincones repletos de buen sabor a trucha, con caídas y corrientes, donde el Curueño pone el colorido de sus aguas, convirtiéndolo en sinfonía de colores y policromía. Los azules se convierten en verdes, lo transparente en espejo... y es que las aguas del Curueño son puras canción.
Las "frezas" son sensacionales y el futuro aguarda con ilusión al río y al pescador, mientras se respete la naturaleza y no se pudra por la contaminación que cada día va a más. Si las muchas cuadras que tienen los pueblos no vierten el estiércol al río. Si en cada localidad funcionasen o se pusiesen depuradoras de aguas residuales, el río Curueño en pocos años se habrá regenerado de forma tal, que sería un auténtico vivero de truchas. Todavía se está a tiempo para impedir males mayores y conseguir que esto sea una realidad palpable.

EL COTO

Este tramo acotado se encuentra entre las localidades de Nocedo de Curueño y Renedo. Presenta unas características idóneas para la práctica de la pesca de la trucha en todas sus modalidades: cucharilla, mosquito ahogado y mosca seca. La cucharilla ahora está prohibida al ser coto “sin muerte” todos los días hábiles de pesca.
Se encuentra a unos 40 kilómetros de León, con buena red de comunicaciones, tanto por carretera como en tren.
La anchura media del curso fluvial es de 15 a 20 metros, aunque existen zonas donde el Curueño angosta tanto, que no llega a los 5 metros, cerrándose sobre las rocas calizas y formando pozos profundos, donde nuestra singular "pintona" encuentra un refugio sin par.
El límite superior del coto, se encuentra en la localidad de Nocedo, justo en el puente, mientras el inferior está localizado 250 metros aguas abajo del puente del ferrocarril León-Mataporquera. Existe un “vedado” total desde el puente antiguo de Valdepiélago hasta el límite inferior.

ZONAS DE PESCA

No cabe la menor duda, que no es lo mismo pescar a principio de temporada, que al final, aunque si el pescador es digno de llamárselo, gozará tanto en el mes de Marzo como en Junio, ocurre, que es en este último mes cuando el río presenta mejores condiciones para pescar.
La totalidad de los 4.000 metros de zona acotada son muy aprovechables tanto al comienzo de temporada, pese al mayor caudal de sus aguas, que en la época estival.
Las mejores zonas de pesca se encuentran al comienzo del coto, en Nocedo de Curueño, justo aguas abajo del puente donde se inicia el tramo acotado. Los pescadores se encontrarán con un lugar idóneo para pescar a mosquito ahogado. Las muchas rocas que existen en su curso son un cobijo importante para la trucha. Cuando las aguas bajan y quedan al descubierto, el tramo se convierte en excelente, especialmente para pescar al sereno.
Aguas abajo de esta localidad, después de pasar las últimas casas del pueblo en la zona de la ermita, comienza otra espléndida tablona que en verano se llega a remansar prácticamente en su totalidad. Esta es muy buena a principios de temporada para pluma y después para la mosca seca. Unos 100 metros más adelante el río comienza una ligera caída y se ensancha. Aquí las piedras, de considerable tamaño, se ven en pleno invierno emergiendo de las aguas. Este tramo es "superior" en toda época para la práctica de la pesca. Las truchas no son de gran tamaño, aunque las hay buenas, pero son bravas, muy bravas, y toman muy bien el señuelo. El río comienza a dibujar "eses" pegándose a la carretera, discurriendo paralelo a esta casi hasta La Vecilla.
En la caída de "La Peñona", cuando las aguas chocan contra la misma, el río se rompe en dos brazos. En la entrada se forma un pozo sensacional y la salida es muy buena para pescar. A continuación se encuentran unas tablas amplias, pegadas a la carretera, que son muy cómodas de pescar en la orilla opuesta, aunque el pescador antes de lograr la posición, deberá pasar un auténtico "calvario" con multitud de pinchazos y magulladuras propiciadas por la mucha maleza existente en la propia orilla. Merece la pena. La entrada hasta esta zona se puede realizar por el canal para el riego que está pegado a la roca, aunque en invierno hay que pasarlo con cuidado ya que las aguas son bastante profundas.
Llegamos a la localidad de Montuerto, zona que eligen cientos de leoneses a la hora de pasar una buena jornada en el campo, donde existen unos espléndidos prados pegados al curso del río. Es zona favorita de los “domingueros” y aunque es muy buena para pescar, en la época estival el pescador se puede encontrar a un “enjambre” de personas bañándose en las aguas. Unos pocos metros mas adelante, existen buenas zonas con caídas más rápidas. Es quizás de lo mejorcito para pescar. Después, hasta el puente romano de Valdepiélago, los recodos y tablas se suceden, aunque la maleza dificulta mucho más la labor del lance para el pescador.
Si las "pintonas" tienen un buen día para comer es normal que los pescadores disfruten de la pesca como nunca, aunque también, dependiendo de la frialdad de las aguas y el caudal, se dan sorpresas menos agradables para los pescadores, pudiéndose llevar el "rosco" para su hogar. Pese a todo, trabajando bien el río, no es difícil conseguir disfrutar de este coto “sin muerte”.

Entrar en Babia...

VILLAFELIZ







El coto con más trucha de la provincia.






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Texto y fotos: Eduardo García Carmona.
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Villafeliz quizás sea uno de los mejores cotos de la provincia de León. Es un coto de montaña con una gran cantidad y calidad de truchas. Este coto se recuperó de una forma sensacional después de que la enfermedad azotase sus aguas hace ya unos años. El pescador que acude a pescarlo tiene asegurado el disfrute y la tensión de "la picada" constantemente en su caña. ¡Una gozada!
Villafeliz es el primer pueblo de Babia, si nos dirigimos a la zona procedente de la capital. Lo habitan unos 20 vecinos, más o menos, como en la mayoría de los pueblos de la zona, a excepción de Torrebarrio y San Emiliano, que tiene mayor población. A Villafeliz le llaman, cariñosamente, el pueblo de las dos mentiras. Según dicen: “ni es villa, ni es feliz”. Tienen razón en lo primera, la segunda parte es para discutirla, más en época estival con los muchos veraneantes que rebosan alegría y felicidad constante. Cuando no es feliz es en el invierno, ya que la tristeza se apodera de sus gentes. Esa tristeza se llama, soledad y mal tiempo que se convierte principalmente en nieve que cubre todo el valle y las montañas. Esa nieve se convierte en riqueza para los del lugar cuando llega la primavera. Villafeliz vive principalmente de su ganado y las tierras, siendo lugar de tránsito para muchos visitantes, principalmente asturianos y madrileños, que año tras año, llegan en los meses del verano a pasar sus vacaciones con aire puro en la montaña leonesa, la hermosura del paisaje y el extraordinario río truchero que es el Luna. Cuando vuelven y repiten es porque se encuentran cómodos y felices.

EL COTO Y MEJORES ZONAS DE PESCA

Para llegar al acotado de Villafeliz desde León ciudad, se hace por la carretera de Villablino hasta La Magdalena, desde ahí la carretera que bordea el pantano de Barrios de Luna. La carretera no es buena, aunque merece la pena el paisaje. Pasando el cruce de la autopista el firme ya es mejor, encontrándonos enseguida en Pobladura de Luna, después Rabanal, también del mismo apellido, hasta encontrarnos en Villafeliz.
El valle de Babia es amplio y abierto. Tiene a cada lado montañas de rocas grisáceas, que se encaraman hacia el cielo. El río Luna nos acompaña en el viaje. Discurre por medio del valle. Unas veces camina lento, y otras el río se hace más vivo. El visitante, en esta zona, llega a embriagarse de un paraje sin igual. ¡Qué hermosa es la montaña leonesa!
El acotado de Villafeliz comienza en Truébano, donde se unen el río Luna y el Torrestío. Allí está Puente Orugo, donde se presencian unas bellas imágenes que calan en la retina. El coto finaliza en el Puente de Abelgas, próximo a Sena de Luna.
Desde una punta a otra del coto, recorremos tramos de río sensacionales.
En la zona alta, al comienzo, se encuentra el puerto de "cemento", así se le conoce. Este puerto produce una tablada amplia, con aguas tranquilas, que tiene mucha trucha. Se encuentra junto a la gasolinera. Más abajo, justo enfrente del pueblo de Villafeliz, el "puerto del Molino", con características muy similares al anterior. Después el río Luna va acompañando a la carretera en dirección a Rabanal. Allí se encuentra una de las tabladas más conocidas por los pescadores, la tabla de "Las Cuevas", con abundante trucha y de buen peso. Este tramo, al estar pegado a la carretera, hace que se auto-vigile, siendo una zona difícil para los furtivos. A continuación otra tablada hermosa, "La Calderina" con la montaña pegada a la otra orilla. Es necesario pescarla desde el lado de la carretera. Llegando a Rabanal está la tabla de "La Herrera", actualmente más conocida por la "Tabla del guarda". Allí próxima está la casa del guarda Antonio, uno de los guardas que fue del coto. Otra de las zonas del río que se vigila por sí misma. Antes de llegar al puente de Abelgas, existe otra buena zona de pesca y, por medio, la tabla de "El campamento".
¿Hay o no hay zonas para pescar en Villafeliz?
La longitud del acotado es aproximadamente de ocho kilómetros, siendo la distancia desde León de 70 kilómetros.
A una y otra orilla del río Luna existen estupendas choperas con hoja frondosa que sirven de cobijo y sombra al pescador. Las praderías de alrededor son de un verde intenso.
En los pueblos próximos al acotado hay ricas huertas con productos para el consumo particular de berzas, patatas, cebollas y lechugas, que tiran para arriba como si “bullesen” del suelo con prisas. Aquí la tierra es muy rica.


Y a la hora del buen yantar, estar en Babia es saborear los más deliciosos fogones de la abuela. Los platos típicos se encontrarán en los restaurantes de la zona: García, en Villasecino, Pulfer, en Sena de Luna o Casa Luís, en Villafeliz. En este último, no se olviden de la deiciosa "caldereta" de cordero que tan magistralmente prepara Rosa, con la receta de las abuelas. Su esposo, Enrique(en la foto con un pesador), le atenderá en el Hostal en el Bar, aunque son sus tres hijos(una chica y dos chicos), quienes hacen las veces de camareros.